APORTACIONES

TEXTOS

La cuarta hélice
Laia Sánchez Casals
Responsable Col·laboratori de Citilab
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Los agentes del ecosistema de innovación ciudadana formamos parte de la cuarta hélice del sistema de innovación: La social. Hasta hace poco sólo se reconocían a la empresa, la administración y la universidad como agentes legítimos del sistema clásico que se resiste a incorporarnos. Pero estamos aquí y somos fundamentales. Ocupemos nuestro lugar. 

Innovación ciudadana y laboratorio significa que podemos hacer las cosas juntas de un modo mejor y equivocarnos, si esas palabras han sido secuestradas, redefinámoslas y recuperemoslas. Ahora muchos de los recursos que van a llegar para responder a los desafíos del COVID19 parten de la innovación y en europa ya incorporan obligatoriamente a la cuarta hélice: La social.

Todo va a cambiar y somos especialistas en adaptarnos. Somos los individuos encerrados en su taller, los pequeños colectivos de creación, los educadores, los mediadores, trabajadoras sociales, las cooperativas, o responsables de proyectos desarrollados desde los laboratorios de todas clases, los que llevamos años de ventaja y nutrimos al sistema de innovación con interminables ideas, propuestas e iniciativas. Por eso, para superar los desafíos comunes, estamos demostrando que nuestra energía es más necesaria que nunca. 

Nuestros principios son nuestra mayor fortaleza:

1- El bien común (ética)
2- Red, P2P, Horizontal, distribuida y diversa (estructura)
3- El conocimiento abierto (principios)
5- La determinación (juntas, lo conseguiremos)

Reconozcámonos para que se nos reconozca y así conseguiremos las herramientas que necesitamos. Esa energía, recursos y discursos imprescindibles los construiremos y conseguiremos juntas si te subes a nuestro tren, ahora que sabes a dónde vamos.

Todas estas políticas deben incluir a las comunidades que luchan por el respeto al medioambiente, la educación, la salud, el trabajo, la inclusión, la participación, la vivienda y la movilidad pero bajo ninguna circunstancia dejando fuera a la cultura ni a una economía social y solidaria que ponga por delante el bien común.   Desde nuestros círculos y grupos debemos esforzarnos por reconectarnos, organizarnos y tejer relaciones de confianza y apoyo mutuo. 

Asegurémonos de triunfar y de ser un proyecto con recorrido que beneficia a muchos. Seamos transparentes con la precariedad y la distribución de cargas pero también mostremos que somos imprescindibles, resistentes y rentables. 

¿Necesitamos Indicadores? Pues vamos a contarnos todas y a contar quienes somos para que nadie reivindicar una cuarta hélice convertida en masa. Hagamos visibles todas las iniciativas, y a las personas que están tras ella. Creemos una lista, pongamos nuestros nombres, apellidos y los de nuestros proyectos para que todo el mundo vea, que somos muchas y que con nuestra fuerza podemos afrontar cualquier desafío. Seamos visibles mediante videos, posts, teasers, entrevistas y todas las herramientas que dominamos. Nuestro mensaje debe ser tan obvio omnipresente como un meme de wassapp. 

El derecho a investigar y a innovar es de tod@s. La ciudadanía tiene derecho a decir, diseñar y ser parte de la construcción de su futuro y además es quien mejor ha demostrado hacerlo con inteligencia y acción colectiva.

Incidencia, capitales y procomunes
Ricardo Antón 
ColaBoraBora – Wikitoki
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SITUARSE EN LA AGENDA PÚBLICA

La innovación ciudadana tiene mucho potencial pero realmente es socialmente irrelevante, tanto entre la ciudadanía a la que apela, como a nivel institucional y político. No tenemos legitimidad, ni capacidad de interlocución, influencia e incidencia, ni a nivel colectivo, como un ámbito-sector identificable, ni desde ninguno de sus agentes de mayor referencialidad individual. Eso supone que no tenemos presencia ni en el imaginario social cotidiano, ni en los presupuestos y programas a corto plazo, ni en las estrategias a medio y largo.

GESTIÓN DE CAPITALES ENTRE AGENTES DIVERSOS

El ecosistema de innovación ciudadana en lo que se refiere a sus agentes profesionales, está compuesto por una diversidad de tipologías cuyos capitales y condiciones materiales de posibilidad y sostenibilidad son muy diferentes. No es lo mismo ser un laboratorio dependiente de una administración pública, un grupo de investigación de la universidad, una gran fundación, una pequeña cooperativa o una freelance.

Esto es algo que tiene su reflejo por ejemplo en: los tiempos de implicación y disponibilidades, la distinta capitalización y retornos de las inversiones, la sostenibilidad económica-laboral, las formas y ritmos de planificar la agenda y el programa anual, la imputación de costes fijos a proyectos, la asunción de posiciones de cliente-proveedor que dificultan la colaboración, etc. 

Es algo fundamental pero que no se habla y trabaja porque es complejo y conflictivo.

PRODUCCIÓN DE PROCOMUNES

Un ecosistema diverso y distribuido necesita dotarse para su desarrollo de recursos, infraestructuras y herramientas comunes, que a su vez posibiliten producciones situadas y contextualizadas. Actualmente carecemos de ello, porque no hemos invertido en pensar colectivamente qué sería eso que precisamos y mucho menos en dedicar esfuerzos comunes a su desarrollo real. 

Agentes individuales públicos o privados o pequeñas agrupaciones de agentes, llevan a cabo proyectos que supuestamente tienen esos fines, pero son proyectos que en general no se crean ni desarrollan como verdaderos procomunes, sino que responden a impulsos individuales, con niveles de desarrollo poco cualitativos y poca continuidad. O son proyectos bien desarrollados, llenos de potencial, pero que no conseguimos entender y gestionar de forma colectiva y por tanto, ni se escalan ni transfieren. Así, contamos con un montón de recursos, infraestructuras y herramientas en fase de eterno prototipo o en ruinas.

Las limitaciones que nos encontramos para esto suelen tener que ver con:

  • Insuficiente tiempo dedicado a pensar sobre qué necesitamos, qué de todo eso ya existe desarrollado en mayor o menor medida y cómo podría cualificarse y gestionarse como un procomún.
  • Los recursos económicos y de personal para el desarrollo y mantenimiento de todo esto están fragmentados, muchas veces en agentes con competencias municipales o regionales que no consiguen justificar su inversión más allá de su territorio; o vinculados a proyectos concretos, siendo más factible hacer un gasto en algo nuevo que en dar continuidad o mejorar algo preexistente.
  • Dificultad para dejar personalismos, egos, marcas en un segundo plano, y para entender que muchas veces es mejor un ’peor’ proyecto compartido, fuerte y sostenible, que múltiples proyectos supuestamente mejores compitiendo entre sí y con escasa viabilidad.
Innovación ciudadana: enfoque, articulación y principios básicos
Javier Ibáñez
Las Naves, Centro de Innovación del Ayto. de València
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Centrar el enfoque
La innovación (nuevas maneras de afrontar los retos a los que nos enfrentamos como sociedades) debería ser una herramienta clave para mejorar el mundo en el que vivimos. Sin embargo, dentro del paraguas de la innovación, conviven diferente enfoques, en algunos casos contradictorios.
¿Cómo hacemos para invertir nuestros esfuerzos en aquellas innovaciones que marcarán una diferencia sustancial en la vida humana? Incorporar la cuarta hélice (sociedad civil) a un sistema de innovación basado en la triada Gobierno-Empresa-Academia es un avance. Implica democratizar el sistema de innovación. Incorporar a la ciudadanía en el proceso de responder a las preguntas (qué soluciones), pero también en el de decidir qué preguntas son las pertinentes (qué retos son los prioritarios). Alerta, pues, cuando oigamos hablar de colaboración público-privada… implica sacar de nuevo a la sociedad civil del terreno de juego.

Articularnos
Si asumimos la innovación ciudadana como una herramienta clave, es necesaria una articulación amplia de los agentes del ecosistema para tener capacidad de incidencia. Dada la diversidad de agentes del ecosistema, habrá que pensar en posibilidades de articulación diversas. En cualquier caso, para que la articulación sea sostenible, requerirá de recursos específicos (humanos, técnicos y económicos) para la propia articulación, más allá de los recursos de los agentes que se articulen.

Con unos principios básicos
1. El bien común como horizonte. Entendiendo el bien común como aquello que es compartido por y de beneficio para todos los miembros de una comunidad. De ahí la importancia de la cuarta hélice en el sistema de innovación, la hélice de la sociedad civil Si ha de ser de beneficio para todos los miembros de la comunidad, entre todos debemos definir preguntar y respuestas.
2. El procomún como operativa. Entendiendo el procomún como un modelo de gobernanza para el bien común, que engloba tres elementos: los bienes comunes, la comunidad que disfruta de esos bienes comunes, y las normas de las que la comunidad se dota para gestionar esos bienes comunes.
3. El abajo en la mirada. Que la cuarta hélice, la sociedad civil, se incorpore efectivamente al sistema de innovación, no implica que la ciudadanía toda esté incorporada. Los agentes de la cuarta hélice están en el medio. Surgen del abajo, pero interlocutan con el arriba. Incorporar la cuarta hélice democratiza el sistema de innovación, siempre que la mirada de la cuarta hélice regrese permanentemente al abajo.
4. El aprendizaje como obsesión. El espacio de articulación como espacio de intercambio de aprendizajes es clave si queremos que la innovación ciudadana sea relevante en la  respuesta a los retos a los que nos enfrentamos como sociedades. El aprendizaje implica dos premisas: lógica crítica con nuestras prácticas, y conocimiento abierto libre y compartido.

Retos
• La desburocratización de lo público
• La tecnología cuando sea necesaria (no olvidar: bicicleta y botijo, son tecnología punta)
• Liderazgos compartidos y feminizados
• Cuidado. Mucho cuidado. Muchos cuidados. Cuidémonos.

Barrio digital
Javier Vázquez 
@ratonlab
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Los criterios de un barrio físico también se pueden trasladar a uno digital. Solo hace falta convertir el territorio en información.

Cuidados
Al igual que se cuida un barrio, también se pueden cuidar los datos que se comparten en la red, así como a las autoras que han originado dichos datos.

Además de las elementales normas de netiqueta, no está de más echarle un vistazo a las leyes que regulan la buena vecindad.

Urbanismo
Al igual que hay unas normas para construir en cada territorio, también hay unas normas para construir la información y que esta pueda ser útil para más personas.

Los servicios públicos (agua, energía, transporte, seguridad,…) pueden tener una traducción en servicios digitales de tal forma que la información pueda ser veraz y compartida.

Artesanía
El mundillo digital se está complicando cada vez más si se quiere vivir de él. Sin embargo, el ciudadano digital suele utilizar pocas herramientas colaborativas.

Algún chat -en sus más diversas formas-, alguna red social y algunos documentos colaborativos suelen ser más que suficientes para que un barrio online pueda funcionar.

Diversidad
Aunque la diversidad es un valor, también se puede convertir en una trampa. Si se están cuestionando continuamente los valores de un grupo online, este acaba por disolverse. 

La diversidad está muy bien mientras sus ámbitos sean cuestiones secundarias.

Poscomún
No hay acuerdo entre los seguidores del común, precomún, procomún, commons,… aunque sí hay una serie de coincidencias.

El poscomún se podría traducir por ¡pos eso! Aquellos comunes obvios que tácitamente se manejan continuamente, pero que hay que visibilizar de vez en cuando.

Protopía
En realidad, no vivimos en una utopía ni en una distopía, sino en una protopía. El futuro se va construyendo en función de proyectos, prototipos,… que, a veces, funcionan o no.

Fractalizar el ecosistema: emprendimientos mutuos para territorios resilientes.
Adolfo Chautón Pérez
Emprendipia.org / Asociación ENSO / Planeta Alecrim Associação
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Una de las paradojas menos resueltas de nuestra sociedad es el hecho de haber asumido que una democracia sólida se genera simplemente añadiendo e incorporando a ella la participación de personas y organizaciones sin más. 

En España, bajo mi punto de vista, la mayoría de formas de organización que conocemos ya sean empresas, asociaciones, instituciones públicas o incluso familias, no desarrollan y utilizan prácticas democráticas en su seno y funcionamiento internos.

Si estudiáramos nuestra democracia como un organismo vivo atendiendo a su cualidad de fractalidad, entenderíamos que es prácticamente imposible generar un cuerpo superior democrático si la mayoría de organizaciones que lo componen no lo son. 

No es mi objetivo, con este texto, plantear que un ecosistema de colaboración para la innovación ciudadana debe tener como objeto transformar nuestro sistema democrático como sociedad, o si, lo que intento plantear es que si nuestro objetivo es articular un ecosistema de escala macro a nivel estatal e incluso europeo, es, bajo mi punto de vista fundamental, enfocarnos en como diseñar una matriz estructural que sea sólida y coherente en todas sus escalas, desde lo más micro para incidir en lo macro sin olvidarnos de la mediación necesaria de lo meso.

En este sentido como planteamiento de partida ofrezco algunas reflexiones iniciales que espero puedan servir de ayuda:

  1. Deberiamos buscar generar resiliencia territorial como tarea colectiva desarrollada desde una actitud mutual, un emprendimiento mutuo, donde cada agente, persona u organización, actué a un mismo tiempo de manera autónoma en su propio proyecto personal e integrada en la tarea común-territorial.Sirve aquí bien la metáfora del bosque que precisa que, de manera interdependiente, se desarrollen al mismo tiempo tanto los grandes árboles que le dan forma al bosque como el resto de organismos y microorganismos que los alimentan, protegen y conectan.
  1. Para ello necesitamos generar una estrategia común para la sostenibilidad de la vida, dónde quepa lo único y lo múltiple de la complejidad de nuestras vidas y de nuestras formas y maneras de habitar, estructurada sobre dos grandes ejes: la interdependencia entre las personas y nuestra ecodependencia del medio que nos sustenta.Para ello creo que es clave entender que no podemos seguir pensando que podemos equilibrar sistemas que están a diferente escala como el económico, el social y el ambiental. Es necesario asumir que habitamos un planeta común que, como sistema superior, nos alberga como sociedad que, a su vez, como subsistema genera otros sistemas menores como, por ejemplo, la economía. También la cultura, o la educación o la sanidad.Es entendernos colectivamente como bosque, y preguntarnos porque y para que queremos ser un bosque.
  1. Al mismo tiempo, necesitamos articular las herramientas para que cada iniciativa autónoma (particular o institucional, pública o privada) pueda crecer a su propio ritmo y según sus propias necesidades. Incorporando prácticas redistributivas (economía social) y regenerativas (economía circular) como herramientas para alinearse así con la estrategia colectiva basada en reconocer y valorar nuestra autonomía dentro de nuestras (inter y eco) dependencias.
Diana desencadenada
Romper las flechas para tensar el arco
Alfredo Puente 
Fundación Cerezales Antonino y Cinia [FCAYC.org]
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Escribo estas líneas junto a un lugar en la montaña de León con una densidad de población de 9,2 habitantes por kilómetro cuadrado, donde la innovación social es un proceso tan ancestralmente arraigado como base de la subsistencia colectiva que es posible que ese término –innovación– sea, a día de hoy y en este contexto, un oximorón; o, cuando menos, un arcaísmo.

De la necesidad de interrelacionar la vida humana con el lugar y con la fragilidad del biotopo en el que esta se inserta han nacido sofisticadas (e imperfectas) formas de modificar la política y el imaginario colectivo como los concejos, las hacenderas o los filandones, para dotarnos aún hoy de formas de vivir en común, aprender mientras hacemos o descubrir la coralidad de nuestra propia voz dentro de las innumerables tonalidades que se propagan entre lo humano y lo no humano.

Parodiando una conocida expresión, podríamos decir que innovar es un peligroso arma cargado de futuro. Sin embargo, a diferencia de lo que sucede con la buena poesía, siempre intemporal y omnidireccional, la dirección de la “flecha del tiempo” en nuestra improvisada expresión hace referencia a la “anticipación” que anhelamos obtener cuando nos entregamos con pasión a un proceso con carácter innovador. Este es, sin duda, uno de los deseos más ardientes herencia del mundo moderno, un deseo asentado sobre el progreso al que apuntaba la prometedora relación entre Ciencia y sociedad. De ese sentido de la “anticipación” todavía hay quien espera obtener una mayor claridad que alumbre el itinerario de nuestra acción colectiva y la dote de agenda. Pero, ¿qué ocurriría si como sugieren algunos autores (Latour, 2013), la dirección de esa flecha del tiempo en lugar de progresos y promesas futuras señalase hacia algún lugar en el pasado; o incluso hacia este mismo momento en el que nos encontramos?

No deja de ser irónico que un lugar en permanente crisis y con tan poca claridad por delante, como suele estigmatizarse a los distintos medios rurales, con tal déficit de futuro y tan poco “moderno” en suma, pueda quizá señalarnos, de acuerdo a su propia y recompuesta flecha del tiempo, un posible modo de quebrar la tiranía que segrega el pasado –la mezcla brumosa de hechos y valores– del futuro. “Es –dice Latour– contra toda esta maquinaria temporal, esta fábrica de tiempo, este reloj, esta máquina para fichar que la ecología política debe arremeter con todo conocimiento de causa”; y es aquí, mediante otra temporalidad, en esta sopa primordial cruzada por ideas de naturaleza y tantas Dianas, sin miedo a un tiempo suspendido, donde un equipo de pobladores por etiquetar acogido en estos vecindarios y del que formo parte, hemos aprendido y aprendemos a conocernos en la capacidad para desbaratar mundos inamovibles y sustituirlos por la abundancia de criterios, perspectivas, imaginarios y también, en toda su polisemia, espectros. A no pensar en “avanzar” si ello no significa sostenernos.

Aterrizando 
Diego Chueca Gimeno
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Punto de partida (que no es precisamente negativo): Los laboratorios de innovación trabajan en una frecuencia diferente a la de la sociedad.

Retos: Aterrizar en la realidad.

Estructura propuesta: Equipos de NO sabios en cada laboratorio.

Resultado esperado: Aplicaciones prácticas (muy prácticas) del trabajo previo (y necesario) de los laboratorios.

Los laboratorios ciudadanos son grandes centros de ebullición de ideas y de innovación social avanzando tres pasos por delante del ritmo de su entorno. Son necesarios porque ejercen una labor de faro que va marcando el camino a seguir y establecen pautas que quizá algún día se llevarán a cabo. 

Pero en momentos de crisis o emergencias, hacen falta resultados inmediatos. La gaseosa ha sido muy útil para experimentar, pero hay que pasar a la acción. 

Creo que gran parte del éxito de Frena la curva ha sido saber aterrizar en una realidad muy complicada y acertar con un producto que atendiera las necesidades de la sociedad. Se ha partido de las ideas y las palabras complicadas (esas dos o tres que se incorporan mensualmente a nuestro diccionario y que nos cuesta comprender), pero a partir de ahí se han desarrollado mapas de ayuda mutua, se han creado redes de atención, se han elaborado mascarillas, etc.

En resumen: los laboratorios de innovación social son muy necesarios, pero es preciso que, de vez en cuando, bajen a la realidad y ofrezcan productos viables para que su conocimiento pueda ser aprovechado y la sociedad de un salto adelante.

Para poder dar este paso, es necesario incorporar a personas y organizaciones que puedan estar alineadas con los laboratorios y comprendan su funcionamiento, pero que su actividad diaria esté centrada en la batalla del día a día. Podrían ser empresas que necesitan obtener un rendimiento económico, pero también podrían ser profesionales como doctoras, trabajadores sociales o maestros.

Creo que la articulación de la innovación ciudadana de forma sostenida y sostenible tiene que pasar por la creación de Equipos de NO sabios que puedan aportar una visión externa y realista, tratando de aterrizar todo el saber generado en los laboratorios. Necesitamos cuñados y cuñadas de buen corazón que nos ayuden a pensar en aplicaciones prácticas reales para que el esfuerzo de los laboratorios se traduzca en un beneficio real.

Burocracia vs Informalidad 
Ester Avila Martorell
Ayuntamiento de Reus. Concejalia de Salud y Ciudadania
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Por parte de la ciudadanía se han puesto en marcha multitud de redes informales de ayuda mutua y apoyo que han sido capaces  de organizarse de forma comunitaria para hacer frente a esta situación de alarma. Por sus características, informalidad, transversalidad, funcionamiento en red  y profesionalidad, son capaces de avanzar en las propuestas de forma autónoma y desinstitucionalitzada.

Por lo que hemos visto en el  tema de mascarillas y protectores 3D y otras iniciativas, estas redes informales se relacionan de manera informal con las personas de las instituciones y es desde estos espacios individuales que se realizan los llamamientos y solicitudes de material.  Redes que se han relacionado de forma diferente con la institución, dependiendo de la capacidad de esta para asumir la informalidad, relación que se establece fuera de los canales oficiales, que inmersos en protocolos, acreditaciones y burocracia ni puede aceptar el material ni puede parar su entrada en los centros demostrando que la iniciativa ciudadana es capaz de funcionar a pesar de la institución. 

Es possible que el entorno burocrático y el entorno informal encuentren un espacio de colaboración? a no ser que uno u otro relajen sus «normas», son dos entornos que se contraponen en origen, de hecho las redes informales surgen también de la desconfianza en el aparato burocrático e institucional.  Aún así, algunos han recurrido a nuestros servicios a solicitar una ayuda o soporte que no hemos podido atender; o por no ser de nuestra competencia, o por no disponer de recursos o por no tener delante una organización concreta (una asociación con nif y representantes legales) 

También hay que tener en cuenta que estas experiencias son una más de todas las improvisaciones e inventos que se están llevando a cabo en esta, si, situación excepcional. Y hace falta que estas redes se empoderen y decidan cual  tiene que ser su relación con la institución (tienen que elegir la preposición: con-contra-desde-sin-si) 

Cualquier intento de incidir por parte del ayuntamiento será visto como un intento de institucionalización, cualquier intento de organizarlos será vivido como un intento de control o cooptación, cualquier intento de poner a disposición la institución será vivido como una acción de politización.

Por lo tanto hay que pensar y prepararnos para el futuro, ver cómo y de qué maneras nos podemos relacionar con estas iniciativas, cómo y de qué manera tenemos que tener a punto los procesos básicos que nos permitan aproximarnos y colaborar. Intentar averiguar que esperan de nosotros y dar el servicio necesario. 

Pero sobretodo debemos evitar ser freno y frustración.  Debemos encontrar las rendijas burocráticas que nos permitan establecer conexiones de valor. Y reconocer quizás que como institución ni somos imprescindibles, ni somos necesarios y a menudo somos poco útiles.

Por ahora lo que si tenemos claro es que no podemos dejar caer la energía generada, el aprendizaje realizado y las redes generadas. Necesitamos conocernos i reconocernos en las capacidades y encontrar los espacios comunes que nos permitan a todos ser más eficaces.

Algunas pistas prácticas
Amalio Rey
Emotools
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  1. Simplificar para escalar 

Tenemos un reto de simplificar arquitecturas participativas sin caer en enfoques simplistas. Tendemos a ser demasiado complejos e imprecisos en cómo desplegar las iniciativas. Unas pocas reglas simples generan comportamientos complejos. Un interfaz que vaya a lo esencial es más fácil de entender y seguir. Si la curva de aprendizaje para participar es muy empinada, la legitimidad se resiente. 

  1. No despreciar la eficiencia, sino resignificarla y cuidarla: 

Si algo no es medianamente eficiente, no sale adelante, ni es sostenible. Es comprensible que en nuestro entorno haya antipatía hacia la eficiencia, pero todos tenemos un límite de paciencia con los costes. Propongo resignificar la “eficiencia” como la acción de “minimizar el desgaste evitable”. Los procesos colaborativos tienen una parte de desgaste que se puede evitar si nos organizamos mejor y nos preocupamos por hacer las cosas con una agilidad razonable. Todo eso es compatible con darle una buena cadencia a los procesos y evitar el estrés por los resultados.   

  1. Educar para la participación ciudadana

La inteligencia colectiva no funciona sin responsabilidad individual. Esta es una línea prioritaria y la que más creatividad nos exige. Estamos atascados con esto. Necesitamos un equipo trabajando a tope en enfoques originales para generar más co-responsabilidad en la ciudadanía. 

  1. Seleccionar bien por dónde empezar

El orden importa. Si los primeros proyectos salen bien, se va a generar un efecto-de-demostración que reduzca los costes de escalar. Los primeros retos elegidos tienen que ser de naturaleza muy colectiva y algunos “quick wins” para generar impacto visible. 

  1. Fomentar los Mini-públicos

Necesitamos mecanismos de contraste con la realidad. Hay que trabajar más con “mini-públicos”: muestras que reflejen estadísticamente a la sociedad que queremos movilizar, o sea, seleccionadas aleatoriamente. Deberíamos impulsar este mecanismo para mitigar los clásicos sesgos de autoselección que castigan la legitimidad de proyectos que impulsamos los movimientos de activistas. 

  1. Si pedimos a la gente que aporte ideas, conviene darle más pistas

Hay quejas de que en procesos participativos la ciudadanía muestra un ratio bajo de propuestas relevantes y de calidad. Para mejorar eso, hay que dar más pistas sobre: ¿qué es una propuesta relevante y de calidad para estas convocatorias? Damos por hecho que eso se entiende y no es así. No es dirigir, sino acompañar más. No creo que haya un exceso de orden, como algunos dicen, sino demasiado desorden.  

  1. Grupos de trabajo temáticos, centrados en retos vs. “Estructuras” gestoras generalistas

¡¡Foco, foco, foco, en retos concretos!!. El listado de “desafíos comunes” del Festival es un buen punto de partida para lanzar “grupos temáticos”. P.ej. imagino el potencial que tendría el que trabaje solamente uno de los retos más colectivos que tenemos:Mayores solos, residencias y dependientes. Pienso en grupos transversales que mezclen saberes, heurísticas y experiencias. Su trabajo incluiría: 1) hacer diagnóstico colectivo del “problema”, 2) identificar oportunidades de innovación ciudadana, 3) dar pistas de posibles proyectos, 4) diseñar convocatoria para captar proyectos asociados a esas oportunidades.  

Aprender todas juntas
David Alfonsín
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Desde hace años mi vinculación con el ecosistema de innovación ciudadana está relacionada dos áreas de conocimiento: educación y tecnología. Desde ahí, y precisamente en el cruce de ambas, creo que se puede establecer un discurso muy interesante que además se ha visto acelerado por los acontecimientos recientes, en especial por la obligación masiva y global de asumir la enseñanza a distancia como el modelo por defecto.

Los principales retos que surgen de esta situación están relacionados por un lado con una cuestión metodológica (cómo enseñamos, cómo aprendemos) pero por otro lado, y ahí creo que podría aportar bastante si queremos plantearlo en común, sobre la distribución de los contenidos, el formato, la
propiedad,… y otras cuestiones relacionadas sin duda con la tecnología utilizada para facilitar ese proceso de aprendizaje “a distancia”.

En el pasado participé en una serie de proyectos orientados a proporcionar a los laboratorios ciudadanos con herramientas que permitieran trazar y replicar las experiencias de los distintos equipos de trabajo: docArt y también la Forxa del Colab. Creo que ese espíritu que acompañó y sugirió esa línea de trabajo está hoy más vigente que nunca.

En las últimas semanas las plataformas de aprendizaje online han declarado su total incapacidad para hacer frente a las necesidades de millones de personas que precisan disponer de un medio sencillo de acceder, producir y compartir conocimiento. Este fracaso ha sido además el motivo de la  consolidación de los grandes agentes tecnológicos globales (Amazon, Microsoft, Google, Apple, Facebook, Zoom…) como los referentes de millones de personas para acceder a contenidos y conversaciones que posibiliten un aprendizaje dentro y fuera del ámbito de la educación reglada.
Creo que nosotros, agentes del cambio, tenemos mucho que decir y hacer al respecto.

Sobre los ecosistemas
Raúl Oliván
D.G. Gobierno Abierto e Innovación Social, Gobierno de Aragón
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Los ecosistemas son comunidades de comunidades. Las comunidades son segmentos de red con alta densidad conectiva. Es decir, grupos de nodos (instituciones, agencias, equipos o individuos) muy enlazados entre sí gracias a elementos como los hubs (puertos múltiples) o clusters (grupos de afinidad). La densidad de red se ve incrementada por el acortamiento de las distancias y el fortalecimiento de los lazos (relaciones significativas) que acaban generando conversaciones fluidas (siempre bidireccionales) hasta alcanzar la sincronía (coordinación y alineación de visiones) y redundan en sentimiento de pertenencia a la comunidad. Por otro lado, la conectividad aleatoria, cierto nivel de libertad y caos, favorece la productividad creativa porque introduce agilidad en las conversaciones y encuentros sinérgicos inesperados (serendipia), a la vez que genera nuevos atajos o bypass para sortear posibles puntos críticos vulnerables (cuellos de botella) de las organizaciones jerárquicas.

Educación: ¿Cambiar para que nada cambie?
Tíscar Lara
Profesora y experta en educación digital
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Tan solo unas horas antes del cierre de los colegios en Madrid, una serie de personas nos encontrábamos en la primera sesión del seminario Experimenta Educación en Medialab-Prado Madrid, abriendo un proceso para repensar una escuela que nos diera aire, tiempo y espacio para aprender a vivir y convivir. 

En esas estábamos cuando de repente el meteorito de la crisis sanitaria nos dejó el paisaje abrupto y desolado en el que nos encontramos. Desde entonces, son varios los elementos que se han sucedido de manera atropellada a partir de un obligado homeschooling que ha estresado al sistema sin garantías para asegurar un aprendizaje de calidad:

Teletrabajo de las familias. Padres, madres y tutores/as no solo se han visto abocados a un  teletrabajo forzoso con su correspondiente coste psicosocial, sino que también han tenido que sumar en paralelo un nuevo rol para el que no se sentían preparados, ni por capacidad ni por disponibilidad: hacer el seguimiento de las clases de los menores, organizar su agenda, explicar las materias, acompañar las prácticas…

Brecha tecnológica. El confinamiento masivo ha convertido en zanjas dos brechas que son fuente de desigualdad y que afectan tanto al profesorado como a las familias: la brecha de disposición tecnológica y la brecha de competencias de uso. A esto se suma la preocupación creciente por el uso abusivo de pantallas como una forma de entretener a niños y niñas en soledad (televisión, videojuegos, tablets, etc.).

Presión por el temario y la evaluación. Se ha puesto de manifiesto la tensión que genera un sistema educativo basado en un temario que a menudo se cuestiona como demasiado extenso y poco enfocado, así como por la de una evaluación puramente normativa sobre los resultados de su adquisición.

Espacios informales de socialización. El cierre de los colegios ha dejado a los menores sin aquellos espacios informales de socialización que eran claves para dar aire a lo disciplinar: comedores, patios, actividades extraescolares, etc. 

Desigualdad social. Además de las brechas tecnológicas (acceso y competencia), el cierre de los colegios, el confinamiento y el parón económico asociado al mismo, han sacado a la luz las desigualdades sociales que existen en las familias más desfavorecidas cuya prioridad en estos días ha sido poder cubrir las necesidades básicas. 

Desaparición de los menores del espacio público. Durante más de seis semanas de estado de alarma, los menores han sido invisibles en el espacio público. Esta ausencia nos ha dejado un escenario siniestro sobre el que reflexionar y sobe el que observar las posibles consecuencias en la salud tanto física como emocional. 

Un mes y medio después de nuestro encuentro en Medialab-Prado, hoy vemos cómo el fenómeno covid ha resaltado aún más las debilidades del sistema educativo y nos ha situado frente la urgencia de pensar cómo será la vida a partir de ahora, qué sociedad queremos construir y cuál debe ser el papel de la educación en ello.

Cabe preguntarse si será realmente una oportunidad para aprender de los errores y sentar nuevas bases o si, por el contrario, la inercia nos llevará a reproducir los mismos patrones ignorando las señales de su inoperancia. En cualquier caso, habrá que estar vigilantes para que no se materialice, una vez más, aquel viejo principio gatopardiano del “cambiar para que nada cambie”.

Objetivos, logros, traducción y representatividad
Ibai Zabaleta Urrosolo
Coordinador de Hirikilabs, laboratorio de cultura digital y tecnología del CICC Tabakalera
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Estos días hemos asistido a una organización espontánea y productiva del denominado movimiento maker en torno a la fabricación distribuida de elementos de protección para el personal sanitario y sociosanitario y su participación en el desarrollo de tecnologías de bajo coste y primera necesidad como los respiradores. Ha sido un ejemplo (bien difundido) de iniciativa ciudadana altamente efectiva y, en buena medida, transformadora. Personas que desde sus casas, con tecnologías de bajo coste y conocimientos “abiertos” han entendido la potencia de la unión de objetivos, han acordado formas de organización, de interlocución institucional o de logística, para prestar su servicio a quienes enfrentan la pandemia en primera línea. Lo han hecho además imbuídos por cierta ética hacker y organización P2P. Pero, ¿son conscientes los participantes de este movimiento de esos valores y de estar formando parte de lo que denominamos innovación ciudadana? ¿Podrían participar de una reflexión sobre el potencial innovador de su acción? ¿O requerirían de una traducción por agentes que involucrados ya en en cierto ecosistema representen al conjunto ante instituciones o empresas?¿Es innovador que quienes ya participan como agentes institucionalizados sean quienes, de nuevo, tomen la palabra ?

Otro ejemplo. Frena la curva nace como representación y herramienta de visibilización de proyectos y comunidades que se organizan en el momento del confinamiento o que venían haciéndolo previamente. En FLC participamos agentes que en buena parte compartimos imaginario, formas de trabajo y objetivos y, en consecuencia, aplicamos nuestra visión, en cierta medida solucionista, para contribuir a dar crédito a toda esa iniciativa ciudadana. Pero, ¿está siendo utilizada la herramienta para aquello para lo que creímos que serviría? Es posible que una ciudadana sin participación previa en cierto ecosistema (y con conocimiento de sus códigos) encuentre útil este esfuerzo por visibilizar lo que, de otra forma, ya funciona informalmente en cada barrio? Del mismo modo, ¿son las instituciones y/o la academia partícipes (y conscientes) de éste ejercicio de puesta en valor? ¿O es un ejercicio (más) que los agentes conectores realizamos con el propósito de dotar de cierta homogeneidad a lo que en realidad es una amalgama de intereses, enfoques y pequeños objetivos con muy diversos niveles de (auto)percepción?

Por contraintuitivo que parezca, dado el carácter experimental y conector de espacios como los labs habitualmente centrados en el desarrollo y puesta en valor del proceso, es quizá momento de reflexionar sobre las formas de traducción de la acción. Hay que explicitar los objetivos y pequeños logros que motivan a quienes participan en cada iniciativa y descifrar sus códigos para quienes forman parte de otros contextos.  

Objetivos

Es imperativo realizar un análisis crítico de los objetivos de las partes, si el objetivo no es común quizás algunos logros lo sean. Si no se declaran, es probable la colisión.

¿Podría existir un objetivo mínimo viable por el que las partes favorecen situaciones de confluencia en sus lógicas y funcionamientos? ¿Pueden los espacios híbridos como los laboratorios aportar un espacio y metodología para su declaración y contribuir a la facilitación de los medios necesarios para su consecución? 

Traducción/interpretación/(representación?)

La realidad Academia-Empresa-Gobierno(Instituciones)-Sociedad civil es altamente compleja, en muchos casos además no comparte códigos ni referentes. Sí pueden hacerlo en cambio algunos de sus miembros. Parece interesante hacer un esfuerzo por traducir las lógicas y lenguajes de cada una de las partes cuando existen posibles confluencias, para que tanto los decisores en las instituciones, como los agentes participantes de la innovación ciudadana puedan compartir ciertos imaginarios, e incluso, traducir sus propios objetivos . Parece indispensable identificar a los posibles traductores en cada situación y ponerlos en valor como agentes conectores.

Conscientemente este texto elude la importancia de los medios materiales y las lógicas bajo las que operamos y otras problemáticas complejas. Es una propuesta de alianza basada en imaginarios y lenguajes compartidos y en objetivos, por pequeños que sean, que nos muevan a la colaboración.

Aportaciones y retos al Colaboratorio
Josep Perelló
OpenSystems, Universitat de Barcelona
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Aportaciones:

  • Puedo sumar a título individual
  • Podemos sumar quizás como grupo.
  • Podemos aportar estrategias de ciencia ciudadana y herramientas,
  • Fundamentos científicos en alguna evaluaciones, análisis
  • Tratamiento de datos con base estadística
  • La colaboración dependerá de los intereses que podamos convergir pero no anticipo muchos problemas.
  • Podemos aportar contactos en redes de sporte en salud mental. En países diversos (Ecuador, Chile, Argentina, Austiria, Alemania…)

Retos: 

  • Reto: salud (mental) comunitaria
  • Reto:: dar voz a colectivos silenciados
  • Reto: fortalecer las redes de soporte mútuo
  • Reto: Aprendizaje mutuo
  • Reto: Globalizar esta experiencia
  • Reto: Sacar datos para todos manteniendo la indiividualidad de la experiencia personal
  • Proyecto europeo por donde ayudar: http://www.ub.edu/opensystems/es/projectes/coact/
Para el dia después…..colaboratorios.
Artur Serra
i2cat.
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  1. Algunas lecciones del COVID-19. 

El COVID-19 ha demostrado definitivamente que la innovació ciutadana, social y digital es capital para solucionar los problemas que esta epidemia ha generado. La iniciativa Frena La Curva ha sido uno de los ejemplos más visibles de este fenómeno.

Diferentes labs de innovación ciudadana, nuevas estructuras de la sociedad digital, han impulsado la colaboración de miles de ciudadan@s y entidades, empresas, universidades, administraciones. Y la colaboración ciudadana es lo que está frenando realmente la curva. 

Para ver cómo podemos afrontar el día después, veamos algunas lecciones del día anterior:  

  1. El COVID-19 se ha combatido principalmente con NPIs (Non Pharmaceutical Instruments: confinamiento, lavado de manos, mascarillas)  medidas más sociales que medicas.  
  2. Los sistemas de educación se han apoyado durante este periodo tanto en la escuela como en las familias, verdaderos actores sociales de la continuidad de la formación en casa. 
  3. Los trabajos digitales han seguido funcionando mediante el teletrabajo desde casa, lugares convertidos en coworking spaces.
  4. Medianas y pequeñas ciudades, sistemas de ciudades más distribuidos, han permitido un mayor aislamiento social y han resistido mejor la pandèmia. 
  5. La curva se ha podido frenar con confinamiento social gracias a que el sector primario, la agricultura, ha seguido funcionando y nos ha seguido alimentando a todos.
  6. La cultura ha consagrado Internet como su escenario principal. Miles de artistas, consagrados y no, se han volcado a hacer conciertos en directo, clases, performances… 
  7. El confinamiento social ha frenado un sistema de movilidad insostenible.  Se han movido más los bits que los átomos. Gracias a ello, la contaminación del aire ha bajado.

Con la vuelta a la “normalidad”, las antiguas rutinas se volverán a imponer y gran parte de estas y otras lecciones desaparecerán. ¿Cómo podríamos aprovechar el torrente de innovación social y digital generado? 

  1. “El proyecto” es el lab.

El COVID-19 es el reto más urgente e inmediato al que nos enfrentamos, pero no el único. El día después nos encontraremos con la urgencia de bajar otras curvas. Puede incluso que no haya “día después”, sino que esta situación creada ya sea la nueva “normalidad”.

Se prevé una reducción del empleo impresionante, un aumento de las desigualdades sociales, una ola de medidas de control y vigilancia digital, una revisión de los propios sistemas sanitarios y de educación. Todo ello puede permitir una nueva ola de innovación social y digital. Y puede ser un buen momento para los laboratorios de innovación ciudadana

¿Podríamos plantear para el hackathon del 2 de mayo hacer de los laboratorios el proyecto? ¿No va siendo  hora de que los labs no sean solo una herramienta para hacer proyectos, sino nuestros propios proyectos vitales? Innovación social también quiere decir inventar nuevas sociedades, nuevas estructuras sociales. Los labs de innovación ciudadana lo son. 

Hemos visto que los sistemas universales de salud que tenemos son necesarios pero no suficientes para frenar epidemias como la vivida. Igual lo que ahora necesitamos son sistemas de innovación social universales basados en labs de innovación ciudadana. Sistemas donde cada ciudadano pueda aprender a innovar en su barrio, ciudad o región. Sistemas coordinados de abajo arriba, labs de labs, donde se puedan compartir soluciones, apoyar ideas originales, acompañar al que comienza, protegerse de la burocracia… Hemos vivido meses confinados, reflexionando, aislados, pero no dormidos. Y hemos llegado a la conclusión de que nuestra sociedad ha vivido una experiencia radicalmente nueva, ha vivido en un lab. Pues bien, a partir de ahora permitámonos vivir la innovación social de forma plena y continuamente.

¿Espacios de experimentación de valor público y social? ¿Para qué?
Carlos Torres Barrientos
LAB León
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Parto desde la visión de la esfera pública. En la cual las atribuciones y límites de cada esfera estaban, hasta hace poco tiempo, bien definidas. No sólo el contexto social ha cambiado, incluso algunos hechos  han demostrado que muchas veces la sociedad civil y la incitativa privada se han hecho cargo de cuestiones de bienestar público, sólo que no de manera institucionalizada y no es mi intención hacer que éstas absorban el trabajo de los gobiernos. 

Colaboro como director de un Laboratorio de Innovación pública en el gobierno municipal de mi ciudad: León, Guanajuato, México.

Experiencia 1: Me costó mucho, incluso con compañeros y no sólo con prensa defender que somos un laboratorio de innovación pública pues estamos insertos en gobierno y nuestra métrica está en insertar procesos de innovación abierta y colaborativa a proyectos, programas, servicios y políticas públicas. 

¿Por qué no ciudadano? Porque estamos con presupuesto público y con tareas enfocadas al gobierno. Además atribuir el título de “ciudadano” sería siento yo, usurpar y precisamente quitar esa oportunidad a la ciudadanía que se organice como comunidad.

¿Escuchaste que un grupo de empresarios quieren traer un laboratorio de innovación social o ciudadano? Sí  y me encanta la idea, que mejor que complementar nuestras acciones. ¿Cómo? ¿No serán tu competencia? ¡Caray, que no! Regresemos al punto 1. 

Experiencia 2: ¿Cómo es que LAB está proponiendo un ejercicio de convocar a la ciudadanía a que propongan mejoras a bibliotecas públicas, organizada en grupos de especialistas (arquitectas/os, pedagogas/os, bibliotecarias/os, etc.)? Así es. ¿Y piensan entregar un premio en efectivo o especie a los proyectos estrella? Correcto ¿Y ese premio buscarán lo den empresas vecinas a las bibliotecas asignadas? Sí. ¿Pero, Por qué? Pues porque es una forma alterna de que la comunidad colabore con su talento y que reciba un premio de una empresa de la zona que se verá beneficiada (trabajadores, directivos de la zona) …Eso se podría mal interpretar, la administración pública no permite este tipo de acciones, más bien deberías buscar mecanismos de colaboración.  ¡Ah, muy bien!…

Reflexión: Como lo menciono en el primer párrafo la realidad nos esta superando. No recuerdo el autor, pero un buen amigo me mostraba una gráfica en la que iba por delante la tecnología, seguida por consumidores, después la iniciativa privada y por último el gobierno. Basta con ver como han tenido que cambiar nuestras legislaciones con la llegada de nuevos servicios de transporte privado, renta de inmuebles o drones. No hemos entendido que los gobiernos ya no son los diseñadores de lo público

Escribo desde un gobierno municipal (Alcaldía), el que tiene mayor contacto con la gente y algunos teóricos lo denominan termómetro social. Festejo que estos ejercicios de innovación como un laboratorio se lleven a estos niveles. El Problema y con esto cierro y comparto es ¿Cómo logramos demostrar valor? Que somos espacios o agencias para experimentar y encontrar nuevas formas. La respuesta y, por esto participo, va mucho más allá de la narrativa. Gracias por compartir.

Proximidad digital en tiempos de distancia social
Alberto Bokos Zarraga
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¿Retos?

En torno al envejecimiento y lo digital. Alfabetización digital de personas mayores, para su adaptación al trabajo. 

Nos preocupa especialmente cómo va a quedar la empleabilidad de los colectivos mayores (el 50% del desempleo de larga duración afectaba a personas de +45años antes de la pandemia). Si ahora añadimos la falta de habilidades tecnológicas en un entorno que de la noche a la mañana se ha convertido “en trabajo en remoto”, o la creciente automatización industrial, que se va a acelerar, la cosa puede empeorar notablemente.

Además es muy probable que los esfuerzos (y recursos) para la digitalización empresarial se orienten de forma muy prioritaria al sector industrial. Sería aconsejable no olvidarse de otros sectores, que tienen actividades y profesiones que también podrían digitalizarse. 

¿Barreras? 

De cara al reto descrito, recursos para el proyecto y para ayudar a las personas a dedicar tiempo a la mejora de habilidades. Seguramente se trata de formaciones que requieren plazos largos.

Hay herramientas que pueden ser útiles para afrontar transiciones traumáticas como la que viene, que combinan subsidios, con salarios, con desarrollo de nuevas habilidades, con prácticas en empresas. Podríamos identificarlas, proponer un modelo, y desarrollarlo.

¿Condiciones para colaborar?

  • Transparencia.
  • Participación en la gobernanza de los proyectos. 
  • Analizar y pactar cómo se gestiona la propiedad de los resultados (en todas sus dimensiones).

¿Recursos, infraestructuras y proyectos comunes? 

Creo que, a fecha de hoy, cualquier iniciativa de innovación ciudadana, para salir adelante, por lo menos en su fase de diseño y primeros pasos, debe contar con sus propios recursos (quizá aparezca algún aliado con recursos, pero ¿serán como antes del confinamiento?).

¿Relaciones de confianza y reciprocidad entre diferentes? ¿…?

SUGERENCIA: Aproximar. Es clave reconstruir lazos, romper el aislamiento, hacer red para:

  • Identificar retos del post-COVID-19 (tanto necesidades como oportunidades);
  • Compartir puntos de vista;
  • Priorizar;
  • Planificar a corto (indicadores fácilmente socializables, quick wins);
  • Identificar recursos / colaboraciones;
  • Elegir herramientas y procesos (sencillos, que faciliten la participación y que vayan al grano);
  • Trocear los proyectos, 
  • Integrar los agentes necesarios para garantizar la viabilidad de las propuestas en sus diferentes secuencias;
  • Evaluar los esfuerzos;
  • Comunicación. Comunicación. Comunicación.
El papel de los equipamientos públicos en un ecosistema de participación ciudadana
Ismael Peña-López
D.G. de Participación Ciudadana y Procesos Electorales, Generalitat de Catalunya
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A la hora de plantear la sostenibilidad, la escalabilidad y el impacto transformador de la participación ciudadana, deviene estratégico el fomento y articulación de un ecosistema de participación global que comparta los mismos valores, visión y objetivos. Este modelo de participación, además de ser compartido tiene que ser eficaz y eficiente, per lo cual se considera necesario que comparta, también, unas infraestructuras globales en el ámbito de la participación. Estas infraestructuras son, entre otros, una Administración coordinada a todos los niveles que optimice los recursos disponibles, un sector empresarial que comparta el modelo de participación y colabore en su mejora, unas metodologías de consenso, una tecnología que incorpore en su diseño estos valores y metodologías y, por último, una red de actores de la formación que comparta marcos competenciales, conceptos y recursos de aprendizaje.

Red de equipamientos públicos dentro de un ecosistema de participación ciutadana

La Administración (tomada en su conjunto) dispone de varias redes de equipamientos cívicos – telecentros, bibliotecas, centros cívicos, centros de jóvenes y de gente mayor, etc. Un ecosistema de participación ciudadana puede colaborar con las redes de equipamientos públicos de la Administración superponiendo una (nueva) capa de innovación democrática a la red existente de equipamientos. Se trata, entonces, no de crear una nueva red de equipamientos, sino de ofrecer a las existentes un portafolio de servicios relacionados con la participación ciudadana, la calidad democrática y la innovación social en política y democracia, de manera que enriquezcan y complementen lo que actualmente ofrecen al ciudadano.

Al mismo tiempo, se trata de contribuir a la ya iniciada transformación de los equipamientos cívicos, de equipamientos que dan servicios a equipamientos que se convierten en infraestructuras ciudadanas.

La entrada en la sociedad de la información, así como los adelantos en todos los ámbitos de las ciencias sociales, hacen que la misión y organización de estos equipamientos estén en proceso de redefinición. Entre otros, hay algunos aspectos de este proceso de redefinición que queremos destacar:

  • La evolución hacia modelos más centrados en el ciudadano, donde la asistencia y el acompañamiento dejen lugar también a estrategias de apoderamiento.
  • El modelo de gobernanza del equipamiento como factor importante en la consecución de su misión, el diseño organizativo y los servicios que ofrece.
  • La inclusión de elementos de innovación social para el co-diseño y co-gestión de los centros.
  • La incorporación de códigos éticos y de integridad, así como de calidad democrática tanto en el funcionamiento como en los valores intrínsecos de los servicios.

Objetivos de la red de equipamientos públicos dentro de un ecosistema de participación ciudadana

Estratégicos

  • Convertir los equipamientos cívicos en espacios de referencia en el municipio en materia de participación ciudadana.
  • Sensibilizar a los ciudadanos sobre la calidad democrática, la participación ciudadana y la innovación en procesos políticos y democráticos.
  • Acompañar al mundo local en proyectos de participación ciudadana e innovación social en procesos políticos y democráticos.
  • Acompañar a los ciudadanos en los procesos de participación ciudadana, incrementar su participación y abrir el abanico sociodemográfico de los participantes.
  • Impulsar proyectos de innovación social en el ámbito de la acción cívica, la política y la democracia.

Operativos: procesos de participación

  • Capacitar a los dinamizadores de los equipamientos cívicos en conocimientos de Gobierno Abierto: transparencia, datos abiertos y participación.
  • Creación de un protocolo de mediación digital en materia de participación ciudadana para los equipamientos públicos de la Administración, con el objetivo de acompañar a los ciudadanos con menor competencia digital en procesos de participación en línea.
  • Acompañar a los ciudadanos que tengan más dificultades para participar en los procesos de participación ciudadana en plataformas digitales.
  • Implicar ciudadanos expertos en plataformas digitales de participación en el acompañamiento de los ciudadanos menos conocedores de las plataformas o con mayores dificultades para utilizarlas.

Operativos: innovación social en política y democracia

  • Capacitar los dinamizadores de los equipamientos cívicos para que sean agentes promotores de creación de proyectos de innovación democrática.
  • Ayudar los ciudadanos a definir, pilotar, replicar y escalar proyectos de innovación social en el ámbito de la acción cívica, la política y la democracia.
  • Fomentar y apoyar al desarrollo de proyectos de innovación democrática dentro de lógicas de innovación social.
  • Articular redes de innovación social en materia de democracia a nivel local.
  • Estandarizar y posibilitar la replicabilidad y escalabilidad de los pilotos de innovación democrática.

Para citar este documento:

Peña-López, I. (2020) “El papel de los equipamientos públicos en un ecosistema de participación ciudadana” En Sociedad Red, 21 de abril de 2020. Barcelona: ICTlogy. http://ictlogy.net/sociedadred/?p=1112

Dos retos
Félix A. Rivas
Atelier de Ideas S.Coop
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Aprovechar, sostener y potenciar el día después las iniciativas ciudadanas de solidaridad y apoyo mutuo que han surgido durante la crisis causada por el COVID-19 son objetivos que plantean variados retos entre los que no podemos olvidar, entre otros muchos, dos de ellos.

El primero se refiere a construir una igualdad real de género en este tipo de procesos, cuya materialidad suele tanto quedar invisibilizada como correr a cargo de mujeres siguiendo principios de cooperación, proximidad, flexibilidad, ética de los cuidados y mirada no colonial. Y todo ello mientras muchos foros de reflexión y decisión sobre estas cuestiones, de mayor visibilidad, están compuestos mayoritariamente por hombres (tal vez puedan servir de ejemplo las autorías de este mismo listado de textos).

El segundo trata de la problemática (aunque fructífera en ocasiones) relación entre lo institucional y lo ciudadano o comunitario. En este sentido, entre algunas de las personas que protagonizan las iniciativas de apoyo y solidaridad referenciadas no parece preocupar tanto el riesgo de que la Administración trate de cooptar estas iniciativas sino los casos ya existentes en los que desde lo público se dificulta o impide el surgimiento y desarrollo de estas iniciativas (por ejemplo la imposibilidad de acceso a huertos de autoconsumo).

Algunas aportaciones “desde fuera”
Josep Gesti – técnico de desarrollo local en la comarca de la Selva (Girona) / investigador (botánica)
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Desde el atrevimiento que proporciona la inexperiencia me permito sugerir algunas barreras y retos que percibo desde mi posición de agente interesado -pero nada experto- en el ámbito de la innovación ciudadana. Las dejo como pistas muy básicas para tener un contrapunto a aspectos mucho más profundos que vais a aportar claramente los que estáis mucho más “metidos”.

– Desconocimiento: para los ciudadanos de a pie (que a penas conocemos de oídas los labs, los colaboratorios, los ecosistemas, la cuádruple hélice…), es un movimiento desconocido, incluso inexistente para mucha gente. La capacidad actual y el potencial de la innovación ciudadana, que es tan evidente para
los que están “dentro”, son poco (re)conocido desde “fuera”. Es una barrera clara si estamos de acuerdo en que este es un movimiento que debe implicar y ser reconocido por la sociedad.

– Dificultad de los primeros pasos: la aproximación del “neófito” a los grupos o movimientos existentes puede resultar compleja. Es de por sí difícil entender el(los) concepto(s) que conforman la innovación ciudadana, y tampoco es simple el lenguaje que frecuentemente se utiliza, el cual puede ser percibido como muy “tribal”, muy exclusivo, con lo que puede resultar una barrera.

– Falta de consciencia de pertenencia: probablemente algunos grupos están ejerciendo esa innovación abierta sin ser conscientes de ello y sin la percepción de formar parte de un “movimiento” relevante y mucho mayor. Falta un autoreconocimiento y espacios donde compartirlo y ejercerlo.

– “Primeras experiencias exitosas”: sería bueno localizar y difundir procesos/proyectos simples, comprensibles, muy enfocados… que permitan aprender-haciendo a quienes se aproximen por primera vez.

– Redes/mecanismos híbridos: entre ciudadanía e instituciones, donde se reconozcan abiertamente los valores, los roles y las limitaciones de cada cual como parte de un ecosistema único. Un reto clave será, por ejemplo, encontrar mecanismos adecuados entre ciudadanía y administración que sean capaces de engranar las distintas “velocidades” y aprovechar la capacidad de rápida reacción, lo distribuido, lo autoorganizado (ciudadanía) y la garantía, trazabilidad, seguridad (administración). Por poner algún ejemplo, ¿cómo conectamos ciencia ciudadana con universidades para que los datos sean potentes y abiertos? ¿cómo conectamos makers con protocolos sanitarios para que su trabajo sea útil desde el primer día? ¿cómo participa la ciudadanía en la decisión de valor de los grandes retos estratégicos del desarrollo, el clima, la economía, sin entrar en un debate técnico que sea excluyente?

La Necesidad de tener antenas en el territorio
Pedro García Conde.
Junta de Andalucía
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El ecosistema tiene que ser capaz de recoger propuestas, de todas las personas que así lo deseen, tiene que ser un gran buzón, para una vez puestas en orden esas propuestas, se genera la necesidad de ser altavoz. Así a priori el ecosistema necesita ser buzón y altavoz, indistintamente de la trayectoria de la propuesta, posible proyecto o prototipo que pueda iniciarse.

Para ello necesitamos tener las suficientes ANTENAS en el territorio para captar, replicar, copiar, mediar, etc. ideas que generen valor y que verdaderamente afecten a la ciudadanía, siempre implicando a ésta, no como un sujeto pasivo que recibe el resultado sino como sujetos activos que desean implicarse en los proyectos innovadores que les afectan a ellos como sociedad.

Además estas ANTENAS emitirán comunicaciones y recibirán comunicaciones, tanto captarán aquello que se pueda replicar como también servirán para irradiar propuestas que se pretendan implementar en cualquier rincón del territorio. No son puntos de comunicación pasivos, son personas activas que llevan y traen comunicaciones, que buscan y rastrean oportunidades, ya realizadas o en proyecto de realización, a la vez también serán el buzón de demandas que se trasladen al propio ecosistema.
Gracias a ellas, podremos ir de la micro a lo macro, y de lo macro a lo micro en cualquier punto del territorio…..

Acción. Ante el virus, estrategías virales!
Nerea Díaz
Fundadora y Directora Espacio Open
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Partiendo de un texto que hemos tenido que emplear en las primeras semanas de pandemia para explicar que no éramos fabricantes de EPIs y se entendiera claramente lo que somos, cuestión que obviamente nos retumba ya que dudamos volvamos a ser lo que éramos….

– Somos un Centro Cultural en la Isla de Zorrotzaurre, Espacio Open.

– También somos un Centro de Creación y Cultural Digital Fab Lab Bilbao.

Ante el COVID19 nos hemos convertido en un Centro de Creación, Fabricación y Entrega Rápida de EPIs de emergencia en Bilbao-Bizkaia abierto 7/24h.

Paremos los contagios ya! Ante el virus, estrategías virales!

Nos surgen las siguientes cuestiones que nos han retumbado, o a mi persona en concreto, en todo momento, cuando atendía a una doctora que se presentaba en mi espacio porque iban a derivarla en cuestión de horas enfermos por COVID y necesitaba viseras protectoras para su equipo; a cuando nos pidieron diseñar e imprimir piezas para hacer pruebas en Sanidad; a cuando vímos responsables de residencias trasladarnos como los contagios crecían en sus centros sin que ellos tuvieran equipamientos; a Feedbacks por chats de nuestras redes para poder ir más rápido; a empresas industriales con máquinas paradas a la espera del cheque; a todo el conocimiento distribuido en tiempo real en el que hemos estado envueltos con otros centros; a los planes de acción según los diferentes modelos de organización en los que estamos…nos retumba, nos emociona, nos bloquea, hemos estado y estamos en una auténtica noria de emociones.

¿Dónde nos posicionamos ante esta situación?

¿Creemos que hay algo más prioritario que evitar contagios en tiempo real?¿Cómo debemos de actuar como red? ¿Creemos en las redes? ¿En qué formato de redes creemos?¿Crees que eres un hojaldre? ¿Crees que estamos conformados por capas diversas? ¿Cómo debemos de actuar desde todas estas capas cada uno? ¿Cual es nuestra posición?

Micro-bio-política de los cuerpos o la revolución “uno y uno”
Josune Razkin. Economista, socióloga y filosofa.
Cofundadora y presidenta de IMPACT HUB DONOSTIA.
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Claves para articular el ecosistema de innovación ciudadana.

De lo cuantitativo a lo cualitativo

Nunca ha sido más pertinente la reflexión sobre lo que significa ser ciudadano que ahora. En medio del debate sobre la utilización de datos personales en pro de la seguridad sanitaria, se impone la necesidad de enfocarse en lo verdaderamente relevante: la dimensión cualitativa.La persona deja de ser una acumulación de datos y categorías de identidad para ser “mundo”.

Del individuo al ciudadano

El concepto de individuo está agotado, ha sido devorado y digerido por el capitalismo tardío que lo ha cosificado, mercantilizado, categorizado, etiquetado, controlado ese “uno”. El ciudadano o ciudadana, que bebe de las raíces griegas de nuestra civilización, es sin embargo un “uno” integrado en un común, está activado y es responsable de sus acciones en sociedad.

De las relaciones que subsumen (n+1) a las relaciones que integran (1y1)

Como decía Deleuze el capitalismo sigue una lógica n+1 que subsume la unidad en una masa, mientras que las relaciones rizomáticas lo hacen bajo lógicas n-1 que permiten una multiplicidad de enlaces de la unidad con el “común”. Si a las relaciones les cambiamos el operador matemático de + ó – por una conjunción copulativa como la “Y” la perspectiva cambia totalmente. La “Y” mantiene la diferencia entre los extremos que enlaza y lo hace desde premisas de ecuanimidad.

De los conceptos desgastados al lenguaje funcional

No se trata de inventarnos nuevos términos, y mucho menos anglicismos, pero hace falta reapropiarse de terrenos de significación que han sido procesados de la misma manera que el individuo por el capitalismo, han sido cosificados y vaciados de significado por etiquetas de categorización y control estériles. Una de las claves de este proceso es el de desterrar expresiones dualistas y simplistas del estilo “lo uno o lo otro” para pasar a ser capaces de sostener diálogos en los que las premisas coexisten manteniendo su diferencia, como lo “uno y lo otro”.

De los núcleos a los márgenes

Llega el momento de empezar a hacer vínculos de comunidad, solidarios y soberanos en los márgenes, porque los márgenes siempre son plurales y asimétricos; en los márgenes surge la diferencia, el amor a la diferencia y el encuentro con la otra como mundo desde lo intensivo, desde lo cualitativo.

Bienestar, solidaridad y captación de nuevo talento para los laboratorios de innovación ciudadana
Lidia Alonso
Sant Feliu Innova
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¿Incorporamos una mirada más holística del bienestar de las personas para facilitar la aceleración de los procesos creativos y de innovación desde los labs? ¿Es pertinente hablar de un derecho ciudadano a la felicidad de innovar? ¿Dió en el clavo Luis Miguel Barral al bautizar como felidaridad ese altruismo motor que incrementa el bienestar y predispone a la generación de cambio y a la innovación en el individuo?

En ese contexto una cultura organizativa de la innovación se sustenta en un bienestar constructivo y consciente, de forma que la felicidad es uno de los elementos necesarios para que esos activos de capital humano satisfechos sean más productivos, proactivos y comprometidos.

¿Y si llevamos esta ecuación al terreno de juego de los agentes de un ecosistema de innovación ciudadana? ¿Este papel catalizador del bienestar aplicado al cambio sociocultural se está dando? ¿Está contribuyendo la búsqueda de la felicidad a ese proceso de transformación de la realidad desde el vector ciudadano? ¿Es el bienestar uno de los elementos activadores principales del talento ciudadano?

Es por ello que creemos que como laboratorio podemos ofrecer la posibilidad de co-crear un espacio donde toda la ciudadanía pueda participar y nutrirse unos de otros de conocimientos, prácticas y experiencias, relacionadas con esa búsqueda del bienestar. Por supuesto nutrición, actividad física, gestión del estrés, etc…han de estar presentes, pero también actividades relacionadas con el arte, la lectura, la danza…todas aquellas que quedan englobadas en la economía naranja, para generar un impacto social a nivel local y global.

Crear embajadores a través de un “Club de Bienestar Ciudadano”, con el mayor número de colectivos posible, donde cada uno de ellos pueda aportar desde su experiencia y conocimiento (niños, jóvenes, mayores), generando así una cultura de bienestar desde dentro hacia afuera, y haciéndolo extensivo al resto de la ciudadanía, generando sinergias y espacios de encuentro.

Desarrollando así un espacio de innovación, donde cada propuesta pueda ser escuchada, prototipada y por qué no puesta en práctica.
Este modelo innovador de participación ciudadana, podría ser replicable en cualquier entorno local, llegando incluso a crear una red de “Clubs de Bienestar Ciudadano” para compartir modelos y experiencias en otras comunidades, tanto a nivel estatal como internacional.

Es un modelo que perfectamente podría integrar a la cuádruple hélice, haciendo partícipes no solo a la ciudadanía, sino también a la empresa, la administración y la universidad, aportando cada uno de ellos el valor necesario para que el bienestar sea la prioridad y se haga extensivo, como decíamos al principio, a nivel personal, social y profesional. Una sociedad del bienestar donde la vida social y económica sean la prioridad para alcanzar una mayor estabilidad tan necesaria siempre pero mucho más post COVID19.

Es posible que hayamos olvidado el apoyo emocional a los ciudadanos que han decidido innovar. Quizás también hemos obviado explicarles que durante el proceso se elevará su potencial a nivel personal y profesional… y eso es una carretera de doble dirección porque entonces es posible que los labs hayan atrofiado su maximización de captación de nuevos talentos.

Ecosistema de innovación ciudadana con perspectiva de género.
Sonia Francisco Martín
Consultoría de género BIRPASA
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Los desafíos comunes para la creación y el funcionamiento de un ecosistema de innovación ciudadana tienen que ir, en nuestra opinión, alineados a:

· La ley de igualdad 3/2007, de 22 de marzo para la igualdad efectiva de mujeres y hombres.

El objeto de esta ley, recogido en el artículo 1, es hacer efectivo el derecho de igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres, en particular mediante la eliminación de la discriminación de la mujer, sea cual fuere su circunstancia o condición, en cualesquiera de los ámbitos de la vida y, singularmente, en las esferas política, civil, laboral, económica, social y cultural para alcanzar una sociedad más democrática, más justa y más solidaria.

· Agenda 2030. Objetivo 5. Igualdad de género.

Asimismo, con el objetivo 5, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible impulsa elcompromiso de la comunidad internacional para el logro de la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas a través de un objetivo específico y de forma transversal en otros objetivos.

Por todo ello, proponemos aplicar un ENFOQUE DE GÉNERO Y DE INTERSECCIONALIDAD a este proyecto de generación y articulación de un ecosistema de innovación ciudadana. Esto permitirá llegar a un espectro mayor de personas y recoger desafíos diversos alejados de un pensamiento occidental etnocentrista.

ADEMÁS:

• Grupos de debate pensados desde la organización horizontal

El factor principal de una organización horizontal es el conocimiento aportado por las personas que conforman dicha organización. Contribuir a una causa común y expresar ideas de forma libre hace que los equipos obtengan mejores resultados que las personas que trabajan de forma individual.

• Grupos paritarios y con capacidades diversas

Entendemos que para una reflexión rica y variada los grupos han de estar formados por personas individuales o representantes de entidades públicas o privadas con perfiles multidisciplinares y capacidades diversas, respetando en todo caso el 40/60 mínimo de mujeres y hombres para que el equipo sea paritario.

• Eliminación de la brecha digital y brecha digital de género

Se trata de crear un colaboratorio abierto a diferentes niveles y entidades unidos en una red digital. Pero entendemos que se deben articular también vías de información y colaboración con personas que no tienen acceso o conocimientos tecnológicos. La brecha digital no debe ser impedimento para formar parte de un colaboratorio que pretende ser inclusivo.

• Promover la flexibilidad horaria

En base a la diversidad de perfiles de las personas y obligaciones familiares y/o laborales es importante buscar un ritmo de trabajo ágil y consensuado, con horarios flexibles, que satisfaga al conjunto del equipo y que no se convierta en un obstáculo para la participación.

• Revisión y corrección profesional con perspectiva de género

Proponemos el uso inclusivo del lenguaje en cada uno de los textos definitivos que recojan el trabajo del colaboratorio, así como las presentaciones o soportes diversos en que se realicen.

Además, recomendamos la revisión y corrección profesional con perspectiva de género, ya que a menudo nos encontramos con textos que pese a su calidad intelectual contienen errores ortotipográficos y no hacen un uso inclusivo del lenguaje.

Agradezco en mi nombre, y en el nombre de la consultoría de género Birpasa, la oportunidad de poder participar y aportar nuestro punto de vista para la creación de un ecosistema de innovación ciudadana.

Un ecosistema precario
Susana Moliner + Majo Castells + David Pérez
Grigri Projects
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Desde Grigri Projects y en conversación con diferentes espacios y agentes culturales de la ciudad de Madrid, nos parecía urgente plantear la necesidad de una red de apoyo entre profesionales del ámbito de la innovación ciudadana y de la cultura comunitaria.

Nos gustaría reflexionar sobre cómo podríamos, a través de esta red, dar valor a nuestro trabajo en un escenario de pos-confinamiento y sobre cómo, de esta forma, podríamos generar una crítica capaz de visibilizar y proponer soluciones, alternativas, a las condiciones precarias que caracterizan nuestro ecosistema de trabajo; y por último, subrayar la importancia de las alianzas entre los ecosistemas de la innovación ciudadana, la cultura comunitaria y otras prácticas situadas y comprometidas en nuestros territorios.

Entendemos que el trabajo de base que realizamos, desde el ámbito de la innovación ciudadana y de la cultura comunitaria, es y va a seguir siendo fundamental, especialmente en lo que tiene que ver con la pregunta sobre cómo vamos a retejer los vínculos y a reconstruir el tejido social afectado por la crisis del covid y sobre cómo seguir poniendo en valor lo colectivo para construir un futuro compartido e ilusionante basado en la capacidad de agencia ciudadana y en una unidad social construida desde la interdependencia.

Sin embargo las personas que sostienen en gran medida el esfuerzo necesario para que esto se produzca se encuentran en general mal pagadas por realizar esta labor o, directamente, se espera de ellas que la realicen de manera voluntaria.

Nos preguntamos de qué manera esta red puede ser una herramienta para mejorar nuestras condiciones de trabajo y de qué manera puede abrir y generar alianzas, no sólo entre los espacios y agentes de la cultura comunitaria y la innovación ciudadana, sino con otros colectivos y prácticas que no comparten la misma terminología y que por tanto se sitúan, muy a menudo, en un afuera de estos circuitos.

¿Por qué? Porque creemos que estas alianzas dan aún más validez y reconocimiento a la labor que realizamos al sumar el trabajo realizado desde estas otras prácticas y espacios, que tienen un carácter reproductivo, micro, invisible o con un formato más artístico o poético.

Partiendo de estas propuestas de reflexión proponemos además algunos cuestionamientos:

¿Cuáles son las relaciones de poder y las asimetrías materiales que parecen revelarse al hilo de la crisis sanitaria global en el contexto del ecosistema de agentes profesionales de la innovación ciudadana y la cultura comunitaria?¿el ecosistema de innovación ciudadana, tal y como está planteado, no suaviza o incluso invisibiliza la desigualdad que marca las condiciones materiales desde las que realizamos nuestro trabajo?

¿Por qué los agentes que forman parte de la administración pública son los únicos que tienen asegurada su sostenibilidad financiera dentro de este frágil equilibrio del ecosistema cultural? ¿por qué son estos agentes los que tienen una mayor capacidad de capitalizar simbólicamente estos procesos de trabajo? ¿no sería necesario re-generar un vínculo y una genealogía con otros actores y luchas que operan también en nuestros territorios?

¿Qué sucede con todo el conjunto de iniciativas a las que no se etiqueta como innovadoras por dedicarse a cuestiones de emergencia – o no – dentro de la cotidianidad? ¿qué ocurre con las que están fuera de nuestra burbuja innovadora, cómo pueden ser las redes de apoyo mutuo ciudadano, las prácticas artístico-comunitarias o las que suceden desde otros imaginarios culturales?

El Territorio
Pablo Rodríguez Bustamante
GEOCyL
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RETOS

Se ha hablado de todos los sectores, gremios o perfiles en la aportación de ideas/ propuestas/ proyectos, pero no se ha contemplado la última de las aspas de la hélice: EL TERRITORIO. Todo se desarrolla sobre un lugar, las relaciones entre comunes, entre segmentos, entre ciudadanos sea cual sea su dedicación ocurren en el espacio. El territorio forma parte de la quíntuple hélix (o quíntuple hélice), no solo sumando a la sociedad como cuarto eslabón de la cadena -que debiera ser el primero-, sino que todas estas relaciones ciudadanas ocurren en un sitio y momento determinado.

BARRERAS

Los territorios, a veces, dan lugar a discrepancias sobre la titularidad, la pertenencia o la identificación de un individuo sobre estos. Pero el territorio es el punto de unión, el nexo de todos los sectores de la sociedad. Deben funcionar como elemento articulador, no como una traba. El territorio nos permite desarrollar las ideas, las políticas y los proyectos que nos propongamos. Muchos de los problemas surgen a la hora de gestionarlo, la gobernanza. Luchemos por el colaborativismo y no la competencia.

COLABORACIÓN

La colaboración entre comunes. La innovación colaborativa pasa por la consideración del territorio como espacio físico en el que se desarrolla la actividad humana, las relaciones y, en definitiva, la sociedad. Todo sucede sobre el territorio, sin limitaciones. Éste nos permite que los proyectos se desarrollen, se conecten y se desplieguen. Compartir recursos es otra de las bases y claves del territorio – esto se conoce como cooperación territorial-, entre muchas otras. Las comunidades deben compartir sus materias primas, las infraestructuras, su conocimiento, la experiencia adquirida y el territorio lo hace posible (por la capacidad para desplazarse sobre él y por la disponibilidad del mismo para testar los proyectos). También permite impulsar proyectos, establecer programas comunes que deben superar límites administrativos, replicar iniciativas, homogeneizar y evaluar resultados de manera objetiva. Recordemos que el territorio articula, no debe ser un elemento disruptivo.

PROYECTOS COMUNES

Puede relacionarse con la propuesta “LA CUARTA HÉLICE”, que se encuentra contemplada en el Colaboratorio.

RELACIONES

La confianza y reciprocidad son básicas. El territorio permite interactuar de dos modos, al menos: entre la sociedad (las relaciones humanas entre los diferentes colectivos) y la forma en que el territorio nos devuelve la manera de actuar que tenemos sobre él, lo que conocemos como sostenibilidad (ambiental, pero también social y económica). La innovación ciudadana pasa por tener en cuenta el territorio, trabajar en red es clave y el territorio lo posibilita (quizá pensar en organizaciones territoriales más óptimas y prácticas que las actuales: la comarca). Precisamente, el territorio es lo que une a todas las comunidades e, igual que existe diversidad territorial, la existe en la sociedad. Quizá este modelo de gestión territorial sirva también para las comunidades sociales, pese a su diversidad. Un modelo en el que tiene cabida lo específico, lo diferente del resto pero que, a su vez, trata de organizarse bajo la misma óptica.

El rol de los labs públicos. Retos comunes, agendas compartidas y facilitación desde lo público.
Sergi Frías
Coboi lab
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Existe un interés creciente desde el Sector Público en fortalecer la ‘hélice’ de la ciudadanía dentro del sistema de desarrollo socioeconómico local. Hay la voluntad de invitarla a participar en procesos de innovación abiertos, dónde se sienta interpelada e implicada para contribuir a dar respuesta a los diferentes retos sociales actuales y emergentes de su entorno, conjuntamente con el resto de agentes socioeconómicos del territorio (empresas, centros de conocimiento y administración pública). Se abren, pues, nuevos escenarios dónde procesos multiactor de innovación marcarán nuevos sistemas de gobernanza i acción para afrontar los retos sociales comunes.

Desde Coboi lab, consideramos la ciudadanía como un actor más del engranaje colectivo para afrontar los retos sociales comunes. Desde nuestro punto de vista, consideramos que lo más relevante que ha evidenciado la crisis del COVID-19 es el hecho que los retos sólo se pueden abordar de manera colectiva,.

Desde una óptica específica, en tanto que lab de innovación Social ‘Público’ de ámbito local, nos gustaría contribuir en los procesos de innovación ciudadana profundizando en algunas dimensiones:

INICIATIVAS CIUDADANAS DESDE UNA LÓGICA SISTÉMICA

➢ Entender y analizar los contextos como un todo y focalizarnos en las relaciones en red para determinar patrones de cambio. El marco de trabajo del presente proyecto puede ser una gran oportunidad
➢ Incentivar la detección necesidades ciudadanas y evaluar su sentido de urgencia para convertirlas en retos a solucionar de forma colaborativa.
➢ Identificar qué iniciativas ‘han venido para quedarse’ (desde Coboi hemos empezado a analizar algunas) y dar valor a ‘la pràctica’ (de las innovaciones sociales)
➢ Entender y profundizar sobre el rol de la ciudadanía. Relación clientelar vs. partenarial?
➢ Por qué consideramos la ciudadanía ‘abajo’ (en procesos bottom up)? Por qué desde las entidades públicas estamos siempre intentando convencer?

Mediante qué prácticas se consigue el ‘engagement’ pretendido? Organizar la ciudadanía vs. ciudadanía organizada (por intereses/necesidades)?

RETOS COMUNES, AGENDAS COMPARTIDAS Y PROCESOS MULTIACTOR

➢ Agendas i visiones compartidas y modelos win-win.
➢ Es imprescindible que los actores protagonistas se sientan parte del ‘sistema’/contexto/reto/solución y que sean conscientes de ello.
➢ En el trabajo por retos está implícito el interés de determinadas comunidades por el correspondiente reto, siendo estas muy probablemente expertas, en primera persona, o con un conocimiento previo sobre el mismo.

CO-DISEÑO Y PROTOTIPADO DE POLÍTICA PÚBLICA

➢ Nueva forma de hacer política pública: más abierta, flexible y significativa
➢ (Des)confianza vs. compromisos adquiridos. Cómo gestionamos las expectativas/compromisos y los outcomes/retornos? Como los hacemos
sostenibles en el tiempo?
➢ Detectar aquellas metodologías más ágiles y operativas que apuesten por la inteligencia colectiva.

EL ROL DE LOS LABORATORIOS PÚBLICOS
➢ Generar plataformas/dispositivos públicas que garanticen la canalización de la creatividad e inteligencia colectiva frente a retos comunes
➢ Espacios relacionales i de conocimiento abierto dónde analizar tendencias y anticiparse a posibles escenarios futuros
➢ Ejercer tareas de back office o front office en función de las necesidades. Flexibilidad de acción y adaptabilidad funcional.
➢ Espacios multiactor para el prototipado de soluciones innovadoras a retos comunes

NUEVAS GOBERNANZAS Y LEGITIMIDADES
➢ voluntades y capacidades reales para la cesión de poder
➢ co-responsabilidades vs. liderazgos
➢ Labs como artefactos legitimadores vs. herramientas innovadoras de política pública

Mapas del Conocimiento Ciudadano 2020
Empar Polo
Jefa comunicación y RREE Citilab – Responsable proyecto ThinkLab
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Mapeamos y mapeamos, lanzamos radares y cartografiamos, indexamos, categorizamos para informar, analizar y dar cuenta de la complejidad de nuestro mundo. Nos sentimos socialmente cómodos desde siempre conociendo nuestro entorno y nuestros límites. Hoy nuestros datos nos identifican, nuestra información nos posiciona y nuestro conocimiento nos ayuda a decidir.

Mantenemos la diferencia entre el nuestro y el de ellos, nosotros conocemos y resolvemos, maximizamos la categoría de la eficacia; ellos, algunos sin escrúpulos, resuelven problemas incluso sacrificando valores universales.

Nosotros y ellos siguen siendo dos puntos de partida que nos llevan a finales muy diferentes, gestionando todos conocimiento y creyendo tomar las mejores decisiones para activar las soluciones que el momento requiere. En nuestro día a día mantenemos la dicotomía sobre cómo son las cosas y cómo deberían ser, vamos del principio de realidad al principio de placer, mapeando y construyendo futuros complejos.

Mapeamos el ecosistema, pues mapeemos también la esencia del ecosistema, el conocimiento ciudadano, entendiendo que es aquel que se construye desde la cadena de valor entre los datos, la información y el conocimiento, es el eslabón, algo así como la llave de vuelta para la generación de nuevo conocimiento y de soluciones. Entendemos los mapas de conocimiento como una herramienta de apoyo para gestionar el conocimiento, nos gustan especialmente los que identifican personas y permiten la interacción y la socialización de conocimiento entre ellas.

Fueron útiles en los años 80 a aquellos que querían impulsar la innovación en productos y servicios. Fueron útiles para identificar y localizar conocimiento tanto de expertos o personas, en casos relacionales, como de conocimiento inmerso en procesos, documentos y flujos del mismo, cuando era necesario encontrar respuestas en un contexto particular.

Estos antecedentes nos inspiraron para plantear la construcción de un mapa de conocimiento ciudadano local, enfocado en la generación de nuevo conocimiento e innovación social y tecnológica. Identificamos dónde está el conocimiento y buscamos dónde se necesita para impulsar la creación de nuevo. Un mapa de conocimiento que permite la interrelación de diversos colectivos ciudadanos enfocados a investigar y aportar nuevas reflexiones a realidades difíciles, tanto locales como globales, en los principales ámbitos de la innovación social y tecnológica, y que permite identificar Objetivos de Desarrollo Sostenible a escala local.

¿Y para qué lo hacemos? Pues para movilizar lo que Innerarity llama “las competencias distribuidas de la sociedad civil”. En este contexto, no me resisto a compartir el fragmento de la conferencia de D. Innerarity, Cat. de Filosofía Política de la U. del País Vasco, “Complicar la democracia” en la entrega de premios de la Societat econòmica barcelonesa d’Amics del País, hace un año:

“La política ya no tiene que enfrentarse a los problemas del siglo XIX o XX sino a los del XXI, que exigen capacidad de gestionar la complejidad social, las interdependencias y externalidades negativas, bajo las condiciones de una ignorancia insuperable, desarrollando una especial capacidad estratégica y aprovechando las competencias distribuidas de la sociedad civil. Si la democracia ha efectuado el tránsito de la polis al estado nacional, de la democracia directa a la representativa, no hay razones para suponer que no pueda hacer frente a nuevos desafíos, siempre y cuando se le dote de una arquitectura política adecuada. Si la democracia liberal propia de la era industrial permitió hablar de la “inteligencia de la democracia” (Lindblom), su utilidad y eficacia para una sociedad global del conocimiento más compleja y con mayores demandas es todavía una cuestión abierta.” (Innerarity, 2019)

Desafíos descomunales de la participación ciudadana. ¡A jugar!
Susana Noguero – Olivier Schulbaum.
Platoniq Lab
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Desde que las sociedades entendieron que aprender es fundamental para progresar, existen los juegos con reglas. La mayoría de los juegos nacieron como reflejo de la vida real, muchas veces –no lo perdamos de vista– de la guerra. El ajedrez se enseñaba en la Edad Media para aprender estrategia militar. En los torneos de caballeros, puro entrenamiento militar, ya se utilizaban elementos de gamificación como los puntos, las medallas, los niveles y los premios que iban desde ganar oro a las cintas de las damiselas. Pero, ¿podemos aprender con la gamificación sobre valores democráticos y sus instituciones o sobre cómo participar en nuestra democracia?

Reto1: Crear un marco de interrelación entre las demandas de la ciudadanía, los agentes que se ocupan de los servicios de atención ciudadana y el diseño de los planes e inversiones de la ciudad.

Desde Platoniq creemos que la tecnología digital es una gran herramienta para potenciar el derecho a la participación y fomentar la cultura democrática.

Hoy día, las plataformas digitales de participación ciudadana creadas por los gobiernos locales “representan”, de alguna manera, la democratización de la política participativa. La ciudadanía puede acceder a ellas y ser parte activa de las propuestas y decisiones de sus gobiernos. Sin embargo, la gente entra continuamente en Internet pero pocas veces accede a estas plataformas. ¿Por qué? Sencillo: la política como contenido resulta aburrida; y colaborar en asuntos públicos, bastante tedioso.

Pero OJO, como artesanos innovadores democráticos que somos, no nos libramos y solemos repetir el mismo error usando lenguajes asépticos o que resultan crípticos para la ciudadanía.

¿Y si hubiera alguna manera de dotar a estas plataformas de participación ciudadana y a nuestro glosario un carácter más lúdico y apetecible para fomentar el interés y la interacción de las usuarias con ellas? Existe y se llama gamificación. Desde que la investigación académica, con el impulso de la jugosa industria del videojuego, descubrió los tipos de jugadores, las motivaciones intrínsecas y los disparadores psicológicos de las conductas impulsivas, la gamificación no ha dejado de crecer. Elementos de los juegos como los puntos, tablas de clasificación, niveles o recompensas van incorporándose en contextos educativos, en la gestión de recursos humanos, en la fidelización de consumidores o en el cuidado personal y la salud. Con la gamificación se busca mantener la motivación y el compromiso de las personas en actividades que no
tienen un objetivo lúdico. La gamificación es especialmente bienvenida en los entornos que son vividos o percibidos mayoritariamente como muy aburridos. La participación política es uno de ellos. Respiramos aliviados por estar en una democracia, pero solo nos motiva cuando está amenazada. Si pensamos en los momentos en los que la acción política, formal o informal, motiva a muchas personas a involucrarse, aparece un telón de fondo de inestabilidad, injusticia, en definitiva, de alteraciones lo suficientemente llamativas para provocar emociones, ya sean positivas o negativas. A menudo, escuchamos la defensa de la política aburrida, especialmente desde el punto de vista conservador. Pero también desde la óptica progresista cuando ha estado en mayoría: cuando la política es aburrida es síntoma de que todo “marcha bien”. En todo caso, la estabilidad y la madurez democrática –tediosa, inaccesible o incomprensible para la mayoría– no tiene por qué renunciar a ser interesante y divertida.

Proponemos talleres de co-creación de incentivos para la participación y talleres sobre cultura de datos
procomún y cuidados digitales.

Democracy is fun if you take it seriously!

Reto 2: Espacios de participación (más) seguros

En Platoniq, como facilitadoras, anfitrionas y co-diseñadoras de procesos de participación y co-creación, creemos que es nuestra responsabilidad fomentar espacios que sean conscientes y aborden activamente los problemas de identidad, poder, privilegio, opresión y legitimidad.
A medida que apuntamos cada vez más al desarrollo de prácticas centradas en la justicia social en las metodologías que desarrollamos y en los proyectos que diseñamos, creemos que es fundamental para nosotras responsabilizarnos, en primer lugar, del impacto que tiene nuestro trabajo y reflexionar críticamente sobre quién se ve afectado por él y cómo. Estamos desarrollando un marco para que Platoniq evalúe sus propios proyectos y rinda cuentas de su trabajo a un conjunto de principios y prácticas. Nuestro objetivo es que las participantes se involucren sin perjuicio de su seguridad y bienestar, y que los procesos de participación se realicen de la forma más radical posible. Dado que a menudo Platoniq diseña metodologías que son implementadas por entidades socias y colaboradoras externas, también estamos desarrollando un conjunto de recursos para apoyar su planificación, implementación y evaluación.

Proponemos el diseño de formas de apoyo a la participación que se centren en los siguientes principios:

● Sin daño: un espacio que tiene como objetivo reducir al máximo la posibilidad de que se produzca cualquier tipo de daño físico y/o psicológico para las participantes (esto puede relacionarse con provocar violencia y conflicto, desencadenar traumas o trastornos mentales, salud…)
● Poner el foco en las experiencias de las personas marginadas en relación con el área del proyecto o sus temas
● Apoyar la creación de espacios para las comunidades y actores marginados para que tengan un espacio en la mesa o recursos para construir sus propios espacios de colaboración y co-creación
● Rediseñar la participación para eliminar o reducir las barreras que marginan o crean espacios exclusivos debido a las ideas normativas de los cuerpos y las capacidades.
● Reconocer y abordar el poder social y contextual en los procesos de participación.
● Usar lo que ya funciona (metodologías, procedimientos de las propias comunidades) y no imponer nuevos modelos cuando ya hay una buena base sobre la que construir. Una clave para resolver los desafíos descomunales de la participación ciudadana es formar a las propias afectadas para que sean las facilitadoras de los procesos. Formar a un grupo de vecinas y vecinos de los barrios donde se interviene con perfiles diversos (edad, origen, género…) para facilitar una participación inclusiva.

Reto 3 Hacer accesible la información sobre los derechos digitales y la privacidad de datos.

Urge crear un modelo innovador y seguro donde la ciudadanía pueda escoger el grado de cesión de uso de datos que quiera compartir con la administración pública y con terceros. Es fundamental que la ciudadanía entienda los niveles de apertura y cesión de los datos personales importantes para la evaluación y mejora de los servicios públicos, como los servicios de salud o derechos laborales. Sin embargo, es necesario que exista una seguridad tecnológica para evitar malos usos. Las administraciones deben ser respetuosas con los datos y deben usarlos según las restricciones y el nivel de apertura que la ciudadanía ha determinado. De este modo, desde Barcelona se está exportando, por un lado, un modelo y una manera de entender y organizar la participación que incorpora desde el inicio tecnologías digitales libres y sus principios democráticos como Decidim y, por el otro, un modelo de desarrollo tecnológico y de gestión de los datos digitales, plenamente garantista, que pone en el centro a la gente y su capacidad de decidir. Por otro lado, los datos y propuestas recogidas en los procesos participativos deben ser incluidas en los planes e implementadas en las políticas y las inversiones de las administraciones y/o empresas gestoras. Nuestra participación también debe ser protegida de manipulaciones y recortes. Una vez hemos participado, debemos poder seguir el hilo del ciclo de vida de nuestras propuestas y en ningún momento los cambios políticos de gobierno deberían provocar su desaparición. ¿Cuántos Decidim y Consul(es) se han desenchufados sin remordimientos por un cambio de Gobierno?

Por otro lado, es clave que el personal técnico de los equipamientos y servicios de participación públicos integren el sistema de participación en su día a día y sean proactivos informando a las usuarias de los servicios y proponiendo mejoras para una mayor implicación de estas.

Reto 4: Decidim como servicio público ciudadano para la capacitación y mediación digital

La acogida ciudadana y la gran expectativa que han generado las plataformas digitales para la participación ciudadana de los ayuntamientos de Madrid y Barcelona -Decide y Decidim- pone de manifiesto la necesidad de potenciar esta forma de democracia directa. Por citar un ejemplo que conocemos de cerca, la ciudad de Barcelona tiene por delante el reto de poner en marcha un amplio Plan de Capacitación y Mediación digital para la democracia. Este Plan contempla diferentes dimensiones: una campaña de difusión para dar a conocer la plataforma Decidim a amplios sectores sociales, sesiones formativas en los equipamientos de proximidad de la ciudad para la utilización de Decidim (bibliotecas, Casals de barrio, centros cívicos, casales de gente mayor…), difusión de Decidim entre la ciudadanía organizada y el tejido social y, por último, una formación específica dirigida a la profesionalización de personas expertas en mediación y facilitación digital. Al mismo tiempo, Barcelona está convirtiéndose en un faro para el desarrollo de infraestructuras digitales y democráticas para la participación basadas en el software libre y el conocimiento abierto.

Decidim se ha convertido en un instrumento idóneo para generar procesos democráticos, también en espacios y proyectos municipales que requieren de espacios colectivos de deliberación y toma de decisiones conjuntas.

Proponemos evaluar y analizar Decidim como servicio público ciudadano, comparando su uso entre las ciudades que actualmente tienen incorporada esta plataforma como mecanismo de participación ciudadana digital. Analizar su potencial como modelo de participación digital a escala global.

En este sentido, Platoniq colabora en el desarrollo y expansión de la plataforma digital Decidim y formamos parte de proyectos de participación ciudadana como Open Heritage, un proyecto europeo que investiga cómo gestionar el patrimonio cultural que va desde edificios a barrios o zonas con valor arqueológico o arquitectónico, mediante procesos participativos, tanto a nivel presencial como digital.
Asimismo, desde el proyecto Coincidim.cat estamos trabajando para transformar la plataforma en un espacio donde se garantice el derecho a la información, acceso y participación en el ámbito de los suministros básicos, convirtiéndola en una herramienta de vigilancia y presión ciudadana para garantizar los derechos fundamentales.

No obstante, somos conscientes de que las desigualdades sociales se reproducen y propagan a través de la esfera digital. Por ello, y para incluirnos a todas, creemos imprescindible considerar la brecha digital en cualquier proceso de transición digital.

Innovación ciudadana desde las aulas: Aprendizaje-Servicio
Nuria Portillo Poblador
Poliedro del ApS, UPV, CTALENT, Càtedra Govern Obert
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Desde las aulas, cada día las profesoras y profesores tenemos la oportunidad de innovar en la manera que nuestro alumnado aprende. Podemos plantearles actividades de aprendizaje en los que deben conjugar los contenidos de las asignaturas y el entorno, la propia realidad, para desarrollar competencias propias de las asignaturas y competencias transversales. 

Si se introduce un segundo objetivo en las actividades de aprendizaje, de manera que éste sirva para mejorar la sociedad o sea un servicio directo o indirecto a la sociedad, a la ciudadanía o a determinados colectivos, habremos conseguido varios retos: 

  • Que nuestro alumnado aprenda
  • Que aprenda para la vida real
  • Que se involucre en la sociedad
  • Que plantee su aprendizaje enfocado al colectivo al que le será útil
  • Que conozca otros entornos sociales a los que de otra manera no se acercaría
  • Que genere innovación en el aprendizaje permitiendo que la educación salga de las aulas

Ahora bien, este proceso no es sencillo, el tiempo de las aulas no es el mismo que el de la sociedad y es necesario pulir aristas. 

Los laboratorios de innovación pueden contribuir a mejorar las sinergias entre la ciudadanía y la educación, a pulir estas aristas mientras en el camino se produce innovación esperada y no esperada.

Como ejemplo dos proyectos en marcha en la crisis del Covid-19 desde la perspectiva de la Agenda 2030: 

  • Periodismo de datos y datos abiertos. Alumnado del Grado de Gestión y Administración Pública
  • Tu investigación con datos abiertos. Alumnado del Grado de Ciencia de Datos
Afrontar retos colectivos colectivamente
Núria Baldrich Mora
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Con estrategias individuales, no vamos bien. A más, requerimos innovar (no hay solución a problemas desde el paradigma que los crea). También cabe operar en lo subyacente (no en síntomas). Retos:

  1. Pensar en lo nuevo desde patrones del pasado no puede llegar a buen puerto.
  2. Hábito de pensamiento lineal (dificultad de pensar sistémicamente). Supone estrategias que no funcionan o soluciones en un punto del sistema que generan problemas en otro punto de este o en el futuro.
  3. Operamos desde estructuras rígidas: cabe reformular los modelos organizativos para que se asemejen a sistemas vivos.
  4. Cabe aprender a trabajar colectivamente: la diversidad en las maneras de ver/experimentar nos suponen dificultad. Para mí, el cambio exterior no se puede disociar del trabajo interior. En este contexto, en mi experiencia en facilitación identifico dificultades como:
  • Atendemos lo que nos diferencia, más que a relacionar ideas y descubrir lo común.
  • Nos olvidamos del propósito común y tendemos a la confrontación y a monólogos paralelos (priman intereses personales/partidarios): las ideas compiten entre sí y queremos convencer.
  • Nos aferramos a nuestras concepciones: nos cuesta abrirnos a planos superiores donde la aparente contradicción puede ser resuelta.
  • Nos cuesta mantener en suspenso nuestras ideas y escuchamos según lo que nos encaja e, incluso, estamos más en lo que diremos que a otros enfoques.
  • Se dan hábitos psicológicos que se sostienen más en el yo que el nosotros: protagonismo/personalismo, agendas ocultas, prejuicios, resistencias para dejar en el centro las ideas para ser transformadas en grupo.
  • Rivalizamos y actuamos con poca generosidad (la cultura mayoritaria se sostiene con principios de escasez y competitividad gano-pierdes).

Resumiendo:

  1. Se generan monólogos paralelos más que diálogos.
  2. La confrontación supone «ganador@s-perdedor@s”: se abren nudos que se enquistan, y comprometen la dinámica colectiva futura. La energía para crear se interrumpe: se pierde en conflictos/desconfianza.

Por otra parte, nuestra cultura sobrevalora los valores masculinos e infravalora los femeninos (¡no hablo de hombres y mujeres!). Ejemplos:

  • Acción por la acción o reactiva.

Sin acción no hay transformación, pero también cabe parar para conectar con el propósito, asegurarse que el hacer está alineado, escuchar el entorno, planificar, descansar/renovarnos.

  • El énfasis en los resultados es tal que, a veces, es a costa del proceso y cuidado de relaciones.

Cabe tejer procesos con secuencias con sentido de tareas (setas aisladas= malversación de recursos y frustraciones), a la vez que conviene atender a cuidar relaciones y personas (donde hay el talento y capacidad de producir valor de manera sostenible).

A más, las consecuencias negativas se agravan cuando no aplicamos buenas metodologías: no creamos condiciones para aprovechar la riqueza de saberes/experiencias para producir valor útil. Esto implica malversación de recursos y costes en términos de valor social no generado (iniciativas que no se generan/prosperan o redes de vínculos con un potencial que se desperdicia).

  • La razón por encima la intuición y emoción. 

La razón es importante, pero el hecho citado supone desaprovechar información útil y puede comprometer la dinámica del grupo. 

Espacio/tiempo
Laura López Díaz, Almudena Cueto Sánchez, Sonia Puente Landázuri
Quiquiricú, Consultoria de innovación social
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El COVID-19 ha llegado a nuestras vidas como un auténtico tsunami. Las catástrofes son muy disruptivas, ya que rompen con el orden establecido generando un alto impacto social.  Pero el COVID-19 por sí solo no va a cambiar las cosas. Somos las personas con nuestras actitudes, compromisos, disposición, etc., las que tenemos la capacidad de cambio. Posiblemente no tengamos las herramientas necesarias pero sí podemos provocar cambios en quiénes las tienen.  

Es un momento de dar repuesta urgente a las emergencias, pero también y en paralelo de hacernos muchas preguntas y compartirlas en iniciativas como ésta para que salgamos reforzados de esta crisis. Creemos, por tanto, que es momento de replanteamientos profundos y de más preguntas que repuestas. Por ello os lanzamos algunas reflexiones.

En el día a día damos por sentados conceptos que en una alteración de la normalidad como la que estamos sufriendo se tambalean. Tiempo y espacios son dos de las principales categorías de nuestro pensamiento: estructuran nuestra manera de entender la vida y de estar en el mundo. Las tecnologías de la comunicación trastocaron las nociones tradicionales de tiempo y espacio. Al tiempo físico y lineal de nuestra vida y al geológico del planeta, con sus ritmos lentos, se vino a sumar una nueva manera de concebir el tiempo ligada a las tecnologías. Podemos jugar con él. Trabajar desde nuestra casa, demorar una respuesta, porque las conversaciones ya no requieren simultaneidad. Casi podríamos decir que el tiempo se ha disuelto. Lo mismo pasa con el espacio, comprimido por las nuevas tecnologías hasta casi hacerlo desaparecer. 

No es algo nuevo, lo sabíamos. Y esto nos abre un sinfín de posibilidades, pero también alerta sobre riesgos y carencias. 

¿puede la conectividad virtual sustituir a la física?

¿está siendo así para todas las personas? 

¿Cómo afrontamos la brecha digital? 

La segunda apela directamente al espacio. Debemos repensar la vivienda desde varios puntos de vista. En primer lugar, se trata de un derecho constitucional y debemos seguir trabajando para que se haga efectivo. Pero también es importante reflexionar en cómo son nuestras viviendas. ¿Se adaptan a nuestras necesidades o tenemos que adaptarnos nosotros a ellas? En España se ha construido mucho y no se ha construido bien. Viviendas estandarizadas orientadas al mercado que en demasiadas ocasiones no se diseñaban pensando en cómo vivirlas, sino en qué rentabilidad sacarles. Es un buen momento para repensar cómo queremos vivir en sentido literal: qué necesitamos del lugar dónde vivimos. 

Por último, el tiempo. La disolución del tiempo nos permite, en principio, ser más dueños de nuestra vida. Organizarnos. Decidir. Sin embargo, los ladrones de tiempo nos rodean. Trabajar desde casa facilita los cuidados y la organización personal. Pero la falta de un horario concreto habitualmente desemboca en que trabajemos más horas de las que sería razonable. El propio concepto de trabajo se desvirtúa e invade otras esferas. Tampoco es nuevo. 

¿Qué significa perder el tiempo? ¿Se puede perder algo que transcurre queramos o no?

¿Cómo podemos avanzar hacia una gestión del tiempo que nos permita conciliar las tres escalas –tiempo del planeta, tiempo de la vida, tiempo tecnológico– siendo más libres?

¿Cómo necesitamos que sea el espacio –físico y virtual– en qué vivimos? 

¿Qué hacemos para que la respuesta a estas preguntas sea colectiva? 

Contestar estas cuestiones es uno de los grandes retos que enfrentamos si no queremos que salida de esta situación sirva para acentuar tendencias presentes en nuestra sociedad que nos aboquen a una mayor precariedad, aislamiento e insatisfacción. 

¡aprovechémos!

Ciudades vivas, abiertas y cooperativas
Víctor Jiménez Sánchez
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Diseñar una red de espacios Lab bajo el paraguas de «Ciudades Vivas, Abiertas y Cooperativas» donde plantear entornos participados para la compartición de recursos, proyectos, conocimiento y retos comunitarios de manera conjunta.

Compartir y plantear retos comunitarios y conectarlos con comunidades, conocimientos y recursos de los territorios. El objetivo principal de este espacio es implicar a los ciudadanos y a la sociedad desde diferentes ámbitos, como pueden ser el arte, la tecnología, la cultura o la ciencia, entre otros, para crear proyectos y retos de innovación abierta a través de una plataforma digital.

Desarrollar una plataforma digital que permita conectar el tejido cultural y social, instituciones públicas, ciudadanía y la academia para plantear y resolver retos compartidos y de forma colaborativa e innovadora. A través de la plataforma se podrán proponer retos / proyectos / actividades con necesidades concretas. Estas necesidades podrían ser a nivel de recursos (espaciales, materiales), de conocimiento y/o de participación comunitaria, donde se identificaran los perfiles y conocimiento que se requieren para poder desarrollar la actividad / reto. Esto es posible gracias a la creación de un mapa de talento, recursos y capacidades de conocimiento de los colaboradores.

El objetivo principal de este piloto es implicar a los ciudadanos para crear proyectos y retos de innovación abierta mediante el crowdsourcing. Creemos que es necesario la co-creación de un espacio digital con el fin de universalizar y democratizar el acceso a los contenidos y metodologías de retos, así como empezar a crear comunidad entorno al proyecto.

La plataforma digital estaría estructurada por diferentes áreas de interés o comunidades para trabajar con las siguientes comunidades / perfiles :

(1) “Personas” (activistas, desarrolladores, artistas, vecinos, etc.)

(2) Instituciones públicas (ayuntamientos, museos, bibliotecas, teatros, etc.)

(3) Centros de educación e investigación (universidades, escuelas, laboratorios de investigación, etc.)

(4) Entidades privadas (cooperativas, pymes, entidades tercer sector, entidades responsabilidad social corporativa, fundaciones, ONGs, etc.)

Cualquiera puede actuar como ciudadano, pero también como parte de una organización, ofreciendo recursos (físicos o digitales), conocimiento experto o especializado y talento o habilidades. La combinación de estos ingredientes hará que el proyecto se lleve a cabo.

La Cooperativa BitLab, queremos aportar nuestro conocimiento sobre procesos de innovación abierta y prototipado de laboratorios de innovación participativa, a través de:

  • Desarrollar metodologías de innovación sistémica y social para afrontar retos de los municipios, de manera co-creada, transversal e inclusiva.
  • Desplegar procesos de acompañamiento de la innovación urbana a diferentes escalas (educativas, técnicas, de infraestructuras, etc. con metodologías evaluadas en el territorio.
  • Incentivar, potenciar, comunicar y articular la participación social en todos los ámbitos municipales.
  • Formación en dinámicas de innovación social y de laboratorios ciudadanos a las personas técnicas y trabajadoras municipales.
  • Generar un repositorio de recursos y buenas prácticas replicable en todo el territorio.
  • Acompañamiento, gestión y diseño de herramientas de apoyo y gestión de la participación.
  • Adaptar las metodologías a la casuística e idiosincrasia local y iterar-con todos los agentes implicados.

Nuestra propuesta consiste en proponer desarrollar conjuntamente este espacio digital para la compartición de retos y conocimientos entre labs y territorios, identificando los diferentes perfiles indicados con anterioridad y tirando retos que involucren a las diferentes comunidades y áreas de interés.

Visualizando: sistemas, léxicos, roles, indicadores, pedagogías, posicionamientos y alianzas
Carlos Jiménez
BISAGRA. Banda de Interpretación de Saraos Gráficamente. Grupo de Investigación e Innovación en Diseño de la Universidad de La Laguna. 
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RETOS

  • Visualizar los sistemas existentes y potenciales es fundamental entre tanta sobreinformación: los agentes, los nodos, los procesos, los proyectos, las estructuras, las interacciones. 
  • Cartografiar los léxicos, los conceptos clave, los sinónimos o expresiones semejantes que sirven para designar principios y acciones que operan en los mismos campos, tangenciales o afines. 
  • Caracterizar los roles emergentes y nuevas competencias formativas, técnicas, profesionales y públicas que surgen en torno a nuevos modos y praxis. 
  • Clarificar indicadores de evaluación consistentes, transparentes, manejables y adaptables. 
  • Generar prácticas pedagógicas recontextualizadoras y retroalimentadoras a partir de las situaciones de aprendizaje, que consoliden modos de generar escuelas de ciudadanía.

BARRERAS

  • Cacofonías banalizadoras: cuando a cualquier cosa se le llama “innovación ciudadana” o alguno de sus sinónimos. Cuando se eleva a moda pasajera superficial. Cuando todo es “innovación”, todo es “laboratorio”, todo es “cívico”, pero opera dentro de márgenes inocuos, frívolos.
  • Burocratización de la intervención en lo público, por parte de la propia Administración Pública.

CONDICIONES PARA COLABORAR Y RELACIONES DE CONFIANZA Y RECIPROCIDAD ENTRE DIFERENTES

  • Clarificar los posicionamientos de partida: desde qué marcos ideológicos, tecnoeconómicos, reflexivos, metodológicos, culturales, etc. parte cada agente implicado. También ayuda a clarificar si se pretende una ampliación de dichos marcos y relaciones de partida o no.
  • Clarificar los aprovechamientos de las cosechas. Cómo se comparte lo que surge, quién o quiénes amortizan la inversión, los réditos, los hallazgos, los usos y malusos posteriores. 

RECURSOS, INFRAESTRUCTURAS Y PROYECTOS COMUNES

Desde el ámbito desde el que escribimos, como miembros de una universidad pública de provincias, modesta, ultraperiférica, con infrainversión permanente en I+D+i, precarización de las plantillas y un entorno social con alto riesgo de exclusión social y pobreza:

  • Defender los fines de la universidad pública como “liberados sociales” al servicio del bienestar comunitario. Por ejemplo, en nuestro caso, poner en valor y en uso los Estatutos de La Universidad de La Laguna donde se afirma, entre otros, que entre sus que “está al servicio del desarrollo integral de los pueblos, de la paz y de la defensa del medio ambiente, y fundamentalmente de la sociedad canaria” y “contribuir a la creación y desarrollo del conocimiento a través de la investigación, la discusión, la reflexión y la crítica”. Sus recursos, infraestructuras, comunidad, etc.
  • Generar alianzas y ecosistemas para el gobierno de estos bienes comunes, alineando visiones entre agentes diversos público-privados del mismo y territorios afines. Entre pares que, de manera independiente y aislada tendrían mínimas posibilidades de llevar adelante iniciativas. 
Algunas notas pensadas en el confinamiento (un poco espesas)
Natalia Balseiro
Mediadora Cultural
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Durante los últimos años hemos visto como se han puesto en marcha espacios, proyectos y propuestas de innovación ciudadana en los diferentes territorios y contextos. La administración pública no ha sido agena a ello y se han puesto en marcha proyectos como los Laboratorios Ciudadanos para poner la innovación social  y ciudadana en el centro de muchos asuntos que nos conciernen a todas las personas. (En uno de ellos hemos participado y hablo desde la experiencia vivida en la administración local durante los últimos cuatro años y de lo que eso me produce ahora en esta situación y pensando en mañana)
Sin embargo estos proyectos, propuestas e iniciativas rara vez han conseguido transversalizarse, afianzarse y atravesar los diferentes ámbitos y aspectos que conforman nuestras vidas. La mayoría se quedan en casos concretos, experiencias limitadas, sectores de la población específicos y ámbitos políticos determinados. Lo cual es muy interesante, de gran utilidad y en muchas ocasiones muy trascendente para las personas sin embargo siento que nos quedamos cortas, que tenemos que ir más allá. Tenemos herramientas para generar contextos en los que las potencia de las personas, juntas, se pongan al servicio de lo común y de eso va lo que nos toca vivir ahora y en el futuro que viene.
Las comunidades de personas que podemos estar interesadas, trabajando, pensando, produciendo y activando recursos en este sentido pienso que debería ensancharse y mirar hacia otros lugares para poder multiplicar las posibilidades de que el presente que estamos viviendo por el impacto del COVID-19 pero también el futuro que viene se piense desde este lugar, con estas características (que muchas compañeras ya habeis descrito en los textos enviados), con estas formas de producir, hacer, compartir y estar en nuestras vidas y las de los demás.

Es un reto ancho y complejo pero en el confinamiento lo he pensado mucho estos días. Cómo podríamos incidir en las formas en las que se decide en tantos lugares, que a veces son estrechas de información, de datos, de complejidad, de análisis del contexto y estrechas también en sus respuestas porque estrechas son sus metodologías, las comunidades a las que se interpela para decidir y los marcos normativos en los que se amparan.

Acercarnos a sectores, ámbitos y territorios donde los análisis, las decisiones, las estrategias y las tácticas siguen confiando en las decisiones clásicas adoptadas dende los ámbitos concretos de conocimiento quizá no es la mejor idea para proyectar y practicar lo que viene. Quizá para mi uno de los grandes retos a abordar es justamente transversalizarnos y conseguir llegar estas formas de pensar, trabajar, compartir, archivar, operar y producir al ámbito complejo de la vida en sus múltiples capas.
Redes de gobernanza y teritorio
Axel Moreno Gálvez
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El reto.

Diseñar y desarrollar estrategias de innovación y resiliencia territorial, que fortalezcan la acción de las redes de gobernanza locales, en su respuesta ante las necesidades y desigualdades socioterritoriales incrementadas por la crisis del COVID19.

Estas estrategias requieren de procesos de articulación e implicación de actores del territorio, poniendo especial interés en la participación de agentes clave del tejido social (grupos, asociaciones, colectivos y redes), del tejido institucional (técnicos/as e instituciones municipales y supramunicipales), del tejido económico (pequeña, mediana y gran empresa) y de la población no organizada.

Las dificultades.

En los últimos años se han observado numerosas dificultades para que en contextos favorables, se den dinámicas de articulación, innovación social e inteligencia colectiva entre este ecosistema de entidades y recursos. Estas dificultades, han generado que muchas de las iniciativas puestas en marcha se encuentren con muchos problemas a la hora de desarrollarse con éxito, generando grandes frustraciones y conflictos inter e intra tejidos.

¿Qué factores están dificultando el desarrollo de procesos colectivos para la transformación del territorio? ¿Qué retos se han de afrontar para potenciar la capacidad colectiva de los tejidos locales?

Algunas claves para seguir explorando:

  1. Análisis de las redes de gobernanza.

Partir de un análisis de la capacidad de la población y de los tejidos (social, institucional y económico) del territorio para generar redes de gobernanza participativas que den respuesta a las necesidades y problemas del territorio.

  1. Articular el territorio

Definir y desarrollar espacios de articulación del territorio, que sirvan como instrumento de gestión de la información y datos del territorio, y como estructuras de participación y articulación de las redes de gobernanza y la población del territorio.

  1. Ciclos de análisis y de análisis y formulación de estrategias.

Desarrollar plataformas de escucha y diálogo como instrumento capaz impulsar ciclos de análisis y formulación de propuestas estratégicas que den respuesta a las necesidades del territorio.

  1. Ciclos de innovación social.

Impulsar laboratorios de innovación social desde las redes de gobernanza, como mecanismo para impulsar ciclos de co-creación y prototipado desde el territorio, para la generación de ideas o soluciones a sus necesidades y problemas.

  1. Ciclos de planificación, desarrollo y seguimiento de estrategias.

Desarrollar ciclos de planificación, desarrollo y evaluación de acciones estratégicas que respondan a las necesidades del territorio, contribuyendo a revertir las desigualdades sociales y territoriales.

La implicación comunitaria en los procesos de innovación ciudadana
Julia Pineda y Júlia Gomar
Crearqció coop.v.
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Las siguientes notas apuntan a la posibilidad de incorporar a la ciudadanía y profundizar en los procesos de innovación social e implicación comunitaria, extraídas de la práctica profesional en procesos de participación y gestión de proyectos en el ámbito local. No pretenden constituir un hilo completo, sino más bien oportunidades detectadas que hemos querido incorporar al debate.

– Recogemos o aportamos al debate los objetivos de las prácticas de acción comunitaria: empoderamiento, inclusión y mejora de las condiciones de vida. Desde nuestra práctica entendemos que han de ser también objetivos de los procesos de innovación ciudadana, con el objetivo de asegurar la generación de capital social y revertir o fijar valor sobre el tejido que acoge la práctica de innovación. En este sentido será clave asegurar la evaluación de los impactos del proceso mediante la triple escala de individuo, colectivo y ciudadanía, entendiendo el diferente nivel de implicación en el proceso de innovación que puede experimentar cada uno de ellos.

-Trabajar la innovación ciudadana como una herramienta transversal al diseño de programas y políticas urbanas. Creemos esencial introducir la innovación ciudadana como una cuestión transversal que refuerce la aproximación integral al hecho urbano, constituyendo una de las mayores herramientas para atender a la diversidad de la sociedad y revertir procesos de exclusión de las herramientas tradicionales. Apostamos además, por la necesidad de vinculación y empoderamiento sobre el proceso, no solamente sobre el diseño de soluciones, sino trabajar por tejer un nuevo relato de proceso abierto, diverso e inclusivo, en el cual las agentes participantes se reconozcan y reconozcan las redes y metodologías de producción derivadas de el mismo.

– Co-diseñar las herramientas y estrategias que guíen el proceso de innovación. Relacionado con el punto anterior, será necesario que la ciudadanía también forme parte del proceso de decisión y construcción de los horizontes estratégicos y las herramientas de arquitectura participativa para llevarlas a cabo. Es clave apostar por potenciar procesos de innovación ciudadana en formas tradicionales de gobernanza participativa, y promocionar la capacidad de las personas para introducir los temas más relevantes para la comunidad en el proceso de trabajo, facilitando también mayores niveles de implicación y corresponsabilidad.

– Introducir y promocionar procesos ad hoc relacionados con los perfiles de mayor vulnerabilidad detectados en fase de diagnóstico contexto. Desarrollando procesos que apuesten por la equidad, la capacitación y la accesibilidad de lo procesos de pensamiento e implementación incidiendo especialmente en aquellos perfiles atravesados por ejes de vulnerabilidad. Se requiere un conocimiento del estado del contexto social para afinar el trabajo específico de activación de estos espacios ad hoc. En este sentido apuntamos un posible riesgo respecto de los recursos disponibles (tiempo, precarización…) para la participación de este tipo de perfiles. Abrimos a debate la necesidad de equilibrar estos recursos en los equipos de trabajo múltiples y visibilizar (y contrarrestar) relaciones de poder también en este sentido, como parte de la estructura o equipo de trabajo.

Colaboratorio
Claudia Delso Carreira
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Activar una conversación para el día después en medio de una emergencia es un reto en sí mismo y por eso creo que es importante este Colaboratorio. Porque necesitamos abrir la mirada más allá de la realidad presente que nos abruma con toda su complejidad. Y sin despegarnos del ahora, ser capaces de pensar juntas en cómo seguir alimentando toda esta innovación ciudadana que brota con más fuerza que nunca.

Quizás es precisamente esa la idiosincrasia de la innovación ciudadana, tener la capacidad de dar algunas respuestas en momentos de incertidumbre. En el medio de la desidia que provocan las respuestas habituales, la autoorganización social y la innovación ciudadana logran precisamente eso, no dar las respuestas de siempre y mostrar espacios para lo posible, o sea, esperanza. Y eso en tiempos inciertos, es un
valor en sí mismo.

Ahora mismo no pensaría en estructuras ni en nuevos mapeos, ya hay estructuras que funcionan y ya hay mapeos de innovación ciudadana. Es cierto que ahora nos hemos desbordado (me refiero a la cantidad de experiencias que se están dando en este momento) pero centraría esfuerzos, al menos de momento, en enriquecer las prácticas y en afinar el rumbo, pensaría en algunos ámbitos y en algunas de las experiencias de innovación ciudadana que se están dando en el marco de esta pandemia y que están siendo más ágiles que las propias instituciones públicas como un modo de poner en valor la propia innovación ciudadana: la respuesta maker y su capacidad de autoorganización y producción en tiempo récord, las redes de costura de mascarillas, gorros, batas, los grupos de apoyo mutuo y cuidados autoorganizados en los barrios, el rol de la cultura como servicio esencial, etc…

También creo que es fundamental pensar colectivamente modos de resolver las trabas burocráticas y las dificultades que existen todavía en muchas administraciones públicas para entender el valor intrínseco que tiene la innovación ciudadana y más en tiempos de emergencia. En este momento de pandemia las respuestas ciudadanas y de autoorganización social están haciendo muchísimo, me atrevería a decir que también han contribuido a salvar vidas. Pero en la mayoría de los casos son experiencias que se sostienen en la buena voluntad y en el altruismo de grupos de personas, son infraestructuras preciosas y precarias al mismo tiempo.

Por qué la mayoría de las respuestas de innovación ciudadana que se están dando en medio de esta emergencia no cuentan (ni está previsto que lo hagan) con infraestructuras públicas que sostengan su acción en el medio plazo? Cómo establecer protocolos de colaboración público-comunitarios estables para el post-confinamiento?

Comunidades de cuidados y criptomoneda social
Julio Gisbert Quero
Timelab Madrid
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Desde la experiencia de los BANCOS DE TIEMPO y del universo BLOCKCHAIN proponemos, a partir de las vivencias de esta pandemia, la creación de COMUNIDADES DE CUIDADOS constituidas por VECINAS Y VECINOS, más allá de las propias familias y ahondando en el problema de la soledad, que quieran en primer lugar formarse en cómo cuidar de uno mismo y de los demás en una VISIÓN INTEGRAL Y COMUNITARIA DE LA SALUD, y que también quieran hacer ACCION SOLIDARIA y continua en su entorno más próximo, sin intermediarios, tal como hemos podido ver en las redes de ayuda que han surgido de manera espontanea en nuestras ciudades; hemos detectado que a pesar de esta acción solidaria tan próxima y tan efectiva, HACE FALTA FORMACIÓN y que además hay mucha GENTE SOLA E INCOMUNICADA que queremos integrar en estas “nuevas familias amplias”. Esta organización en pequeñas comunidades vecinales nos podrá facilitar también la posibilidad de TOMAR DECISIONES CONJUNTAMENTE y así poder influir en nuestras instituciones de una manera efectiva, ágil y participativa.

Para esto necesitamos MONETIZAR todos esos procesos de ayuda y de intercambio entre las personas, utilizando la implementación de un TOKEN con tecnología BLOCKCHAINpara gratificar y valorartodas esas acciones, y así poder utilizar dicho token de forma paralela a la economía formal en un nuevo sistema de ECONOMÍA SOLIDARIA basada en el intercambio de conocimientos, habilidades, servicios y productos básicos para el sustento de las personas, sin necesidad de invertir otros recursos procedentes de subvenciones o ayudas, o como complemento de estas. Necesitamos también una PLATAFORMA para que las Comunidades puedan comunicarse entre sí y tomar sus propias decisiones, facilitando la INCLUSIÓN DIGITAL de todos sus miembros y generando un MARKETPLACE o mercado virtual para estos intercambios entre vecinos que queremos que en un futuro se hagan presenciales y se conviertan en FERIAS VIVAS DE INTERCAMBIO, una alternativa a la economía formal y una herramienta efectiva de inclusión social y económica.

Aportamos el conocimiento y la experiencia de las REDES DE BANCOS DE TIEMPO que funcionan con estas pautas de intercambio desde hace años, sobre todo en la metodología de creación de valor mediante la monetización de actividades de intercambio por unidades de tiempo, generando RECURSOS Y RIQUEZA SOCIAL en forma de conocimientos y de servicios prestados entre sus usuarios sin necesidad de recurso económico alguno, y apoyando a aquellos que presenten dificultades en la otra economía a partir de principios mas inclusivos como LOS CUIDADOS, LA EDUCACIÓN, LA CULTURA Y EL ARTE. Puede convertirse además en una herramienta nueva de FINANCIACIÓN COLECTIVA de todo tipo de proyectos sociales y culturales y una alternativa a otras formulas de financiación, el llamado CROWDTIMING.

Aportamos también la experiencia en plataformas que ya utilizan tecnología BLOCKCHAIN para efectuar dichos intercambios y crear estos mercados alternativos- tal como se está realizando actualmente en otros países – así como también de otras experiencias de criptomonedas y de otras monedas sociales.

Tres propuestas para activar redes de colaboración ante los desafíos comunes.
Marcos García
Medialab Prado
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En los últimos 10 años he participado como asistente y en la organización de diversos encuentros e iniciativas para la colaboración entre laboratorios e iniciativas de innovación ciudadana. Estos encuentros han servido para activar multitud de proyectos y de colaboraciones entre los asistentes pero no han propiciado una estructura más o menos formal que sirviera para potenciar, canalizar y dar continuidad a colaboraciones de más envergadura. Tal vez la rapidez con la que se ha puesto en marcha frenalacurva.net en tantos paises tenga que ver con los encuentros y las redes creadas en los últimos años. 

El confinamiento y este colaboratorio en frenalacurva suponen una oportunidad para dotarnos de una estructura que permita aprovechar los recursos y ampliar el alcance de las políticas e instituciones públicas que tratan de fomentar la experimentación, la colaboración y la innovación ciudada. Pocas veces se hace más visible que nos necesitamos unos a otros que cuando sucede un desastre como el que estamos viviendo y no podemos esperar que la cooperación que se ha dado estas semanas continúe solo por la inercia del momento.

Propongo que exploremos estas vías:

-Creación de laboratorios ciudadanos en los barrios, pueblos y ciudades. Ubicados en instituciones públicas como bibliotecas, escuelas, universidades, centros de salud o polideportivos, ofrecerán lugares de encuentro para la colaboración, la experimentación y el desarrollo colaborativo de proyectos. Es necesario la creación de proyectos de todo tipo (culturales, educativos, tecnológicos, de ciencia ciudadana, de datos, de salud, bancos de tiempo) que alivien la situación y que a la vez ayuden a construir nuevas redes de colaboración y apoyo mutuo en la proximidad de los barrios. Para que tenga cierta incidencia, es necesario la existencia de infraestructuras estables. Igual que una exposición no es lo mismo que un museo, un “hackatón” no es lo mismo que un laboratorio ciudadano. También será necesario la coordinación entre los diferentes laboratorios para intercambiar proyectos, aprendizajes y colaborar en proyectos a gran escala.

-Proyectos temáticos en red. Si muchos laboratorios e iniciativas de innovación ciudadana eligen un tema común y lo abordan de manera conjunta el alcance de sus acciones puede ser mucho mayor. La prevención de la soledad no deseada, la movilidad, el comercio de proximidad, la educación, la calidad del aire o del agua son problemas comunes a todos los lugares. Trabajar de manera coordinada permitirá detectar aquellas iniciativas que funcionen y replicarlas en varios lugares de manera simultánea.

-Fomentar que un experimento que funcione se replique y se adapte en muchos lugares. Se pueden abrir convocatorias para que proyectos de ciencia ciudadana o iniciativas de innovación ciudadana como Autofabricantes o Wikiesfera se puedan llevar a cabo en diferentes sitios de manera simultánea distribuyendo algunas funciones. Para su funcionamiento será necesario realizar labores de coordinación. Esta labor creo que deben llevarla a cabo organismos internacionales y estatales.

(1) Estos son algunos ejemplos: Lab to Lab (2009-10), Summerlab (2009), Lab Sur Lab (2011), The Future of the Lab (2009), Sommercamp-Workstation (2009), Encuentros de innovación ciudadana (2013-), Labics (2014-19), Lab Meeting (2015), Residencias de innovación ciudadana (2015-20), Lab Meeting Iberoamericano (2018)

Más preguntas que respuestas
Piter Blanco
Solasgune
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  • Eso que llaman la «brecha digital» y que tiene que ver con la distribución y la equidad, una vez más, y que, en tiempos como estos, deja más claro quienes se quedan en los márgenes.
  • Estrategias de resiliencia: no perder la acción/capacidad política en «tiempos muertos» como estos. Diseñar una estrategia de acción sociopolítica que resista y no pueda ser dormida.
  • Y al hilo de las dos anteriores: ahora, ¿cómo aprovechar que estamos «conectados» (¿digitalmente?), y en casa, para practicar otras formas/herramientas de participación que puedan servirnos, también, en el después? Esto, teniendo en cuenta que en muchas de las encuestas/análisis sobre participación una de las razones prioritarias que argumenta la ciudadanía para «no asistir» a los procesos comunitarios es el tiempo. ¿Gimnasios para la participación?
  • ¿Cómo construir lenguajes «más comunes», compartidos, donde las referencias, aun viniendo de espacios diferentes (cultural, educativo, salud, arquitectura…), puedan servirnos para entendernos mejor? ¿Como «bajar» ese lenguaje a la calle?
  • La distancia infinita entre la burocracia y las protocolos administrativos, sus tiempos, sus formularios, sus somnolencia… y el impulso, la vitalidad, la inmediatez, el desorden, la improvisación, etc. de todo proceso/iniciativa de innovación ciudadana -sobre todo cuando es REALMENTE, ciudadana-?
  • El papel de un iLab de innovación ciudadana, como un espacio de rie(s)go.
Colaboraciones radicales
VIC Vivero de iniciativas ciudadanas
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Personas y proyectos: estos son los dos ingredientes que se ensamblan y retroalimentan en un baile sin fin que es capaz de transformar(se-en) el entorno.  Las personas conforman proyectos que producen o inducen mejoras y transformaciones y estos, a su vez, transforman personas a través de sus resultados y alcances. En el sabio juego de este ciclo simbiótico podemos llegar a cumplir pequeños grandes objetivos y obtener resultados inesperados. 

La participación de personas con personas está relacionada con procesos de participación más “clásicos” o deliberativos, donde habitualmente no existen ni los espacios ni los tiempos necesarios de desarrollo para el juicio crítico, la argumentación y el verdadero enriquecimiento de las propuestas, quedando en un plano más superficial.

En cambio, la participación de personas A TRAVÉS de proyectos ofrece una relación más profunda e intencional: el proyecto como medio y fin de esa participación, orientada a resultados y objetivos compartidos, con recursos –económicos, materiales, temporales…- conocidos desde el comienzo y más fácilmente gestionables. El proyecto orienta dicha participación desde el origen –formación de PARTENARIADOS- hasta su alimentación y enriquecimiento –STAKEHOLDERS- y sus beneficiarios –TARGET GROUP-

Decía el profesor en salud medioambiental John Spengler que el “cambio climático requiere colaboraciones radicales” y proponemos ampliarlo a todos los demás retos a los que nos enfrentamos: el de los cuidados, el cultural, a las cuestiones de género, etc. La innovación ciudadana puede ser un lugar desde donde enseñar a trabajar entre pares y establecer conexiones multi-actor (ciudadanía, gobiernos y empresas) para afrontar mejor todos estos retos. 

Proponemos un marco de fomentar COLABORACIONES RADICALES como ensamblaje de agentes múltiples y diversos –personas- a través de propuestas innovadoras y creativas -proyectos- plantean algunas cuestiones clave para las personas…

  • Orientar la acción de las personas a través de los proyectos.
  • Distribuir la responsabilidad compartida a través de los recursos disponibles.
  • Articular la colaboración de las personas participantes a través de la complementariedad –sectorial, dimensión…-
  • Búsqueda de aliados naturales para establecer sinergias y efecto multiplicador.
  • Autoconsciencia y honestidad en la acción individual en relación con la acción colectiva.

…y también para los proyectos…

  • Exploren su dimensión material, espacial y relacional con entorno más complejo: los cuidados de las ciudades y los pueblos.
  • Fijen y paqueticen sus resultados en forma de conocimientos abiertos, aprendizajes compartidos adaptables para otros contextos, territorios y ecosistemas.
  • Contribuyan a la maduración general de otras personas y proyectos periféricos aumentando las capacidades y competencias del entorno inmediato.
  • Trabajen con la proximidad como fuente emergente de lo distribuido.

Los retos de nuestros entornos son muchos, pero hay un valor común en todas y cada una de las iniciativas ciudadanas que se distribuyen por nuestro barrios y territorios: el valor de la proximidad. Estamos en un momento donde parece que lo digital es la solución, pero apelamos a la acción en favor de la proximidad donde la serendipia, la fricción, la amigabilidad, las micro-pausas y los afectos sean fomentadas desde un marco de colaboraciones radicales.

Aprendiendo del pasado, centrándonos en la inclusión.
Rubén Domínguez.
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Nunca partimos de un papel en blanco y esta es la clave para diagnosticar la realidad que nos rodea y evaluar los procesos anteriores.

Y en ello estamos, analizando la situación actual, mientras sucede, en continuo cambio y evolución. Pero, ¿y los procesos que los precedieron? ¿Que hemos aprendido de las iniciativas ciudadanas surgidas de la crisis del 2007? ¿Que ha quedado de ellas? ¿Cuales son las similitudes y diferencias con la actualidad y/o el futuro inmediato?

Factores.

De las iniciativas ciudadanas anteriores podemos concluir cuales han sido algunos de los factores que permitían esta participación:

La cohesión social. Hemos constatado como el espacio urbano o virtual es socialmente producido y sus variaciones dependerán de las formas de relaciones sociales que allí se produzcan. La intensificación de las interacciones y relaciones ciudadanas, a partir de espacios de socialización y puntos de encuentros (tanto físicos como virtuales), generan empatía y confianza mutua, capaces de una cohesión social y auto-organización hacia objetivos comunes.

La organización. Necesaria para no ceder ante la espontaneidad o el voluntarismo y encontrar unas relaciones de colaboración y coordinación mutua y entre pares. Pero a su vez, y centrándonos en la participación tanto interna como externa, debe mostrarse como una estructura fácilmente reconocible, facilitando la colaboración de nuevos participantes.

Y el modelo de gestión (auto-gestión, co-gestión, gestión asistida, etc.) de estas iniciativas, como el ejercicio de una actividad orientada a la toma decisiones para promover un bien común. Entendiendo este proceso como la práctica (commoning) para conseguir una relación entre el grupo social auto-definido (la plataforma o comunidad) y su entorno físico o virtual. Donde se han dotado de una serie de normas y valores para garantizar su condición de común y la propia sostenibilidad social de la acción.

Retos.

Pero ¿son los retos de estas iniciativas surgidas de la crisis del 2007 los mismos a los que se enfrentan las nuevas iniciativas ciudadanas?

La temporalidad, la escalabilidad, etc. son retos ya conocidos de estas viejas iniciativas.

Pero queremos poner el foco en la inclusividad entendida como la de las participantes de la propia iniciativa o del nivel de apertura de la iniciativa a nuevas participantes, sea cual sea su diversidad. ¿Las iniciativas contemplan la diversidad de personas que la componen? ¿Y de las que aun no participan? ¿Tienen la capacidad de ser flexibles, pueden adaptarse a nuevas participantes sea cual sea su diversidad? Pero ¿como llegan a estas nuevas participantes?…

Pero también entendida esta inclusividad de las iniciativas dentro de los agentes implicados en esta innovación. ¿Hay un desequilibrio entre estos agentes? ¿Las iniciativas ciudadanas continúan siendo el objeto (de estudio, de control, de consulta, de verificación de un resultado previo,…) del resto de agentes? ¿Y cuando pasan a ser sujeto? ¿En los momentos de disociación o de incidencia?¿Reconocen y acompañan el resto de agentes la autonomía de las iniciativas?…

La innovación ilustrada, todo para el pueblo pero ¿sin el ciudadano?
Pablo Muiño Pardo
Responsable CO-Innova_LAB Sant Feliu
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Innovación ciudadana… Tan cerca, tan lejos. ¿Tan difícil es crear espacios de experimentación y producción de soluciones innovadoras donde la ciudadanía sea la protagonista? Pues sí, desde nuestra experiencia como laboratorio de innovación social, con relación con otros livinglabs, fablabs, protolabs y funambulistas de hélices, la ciudadanía acostumbra a ser aquello de lo que todo el mundo habla, e incluso reivindica, pero pocas consiguen hacer partícipe y, aún menos, involucrar. ¿Y la empatía? ¿Somos herramienta o somos facilitadores? ¿Y si el verdadero reto fuera la detección del talento y su movilización como está pasando en estos tiempos de inmediatez COVID?

Es posible que muchos labs estén funcionando como hace 10 años e igual dentro de 20 años seguirán funcionando de manera parecida (aunque hayan cambiado de nombre)… A lo mejor los labs de innovación ciudadana imitan, sin hacerlo a sabiendas, a las estructuras de las otras 3 hélices… O quizás, simplemente, el infierno de la innovación social y cívica esté empedrado de buenas intenciones.

¿Son suficientemente abiertos nuestros procesos o aún se basan en sesgos de entrada relacionados con la formación académica, procedencia o experiencia profesional? ¿Se centran realmente en las personas aplicando muchos métodos y dinámicas que vienen del mundo académico o empresarial? ¿Está esa experimentación colectiva que se da entre nuestras paredes altamente dopada? ¿Sirven para mejorar situaciones reales los proyectos e iniciativas que se generan?

Supongamos que sí. Pero entonces ¿por qué no nos vemos precisamente desbordadas por las peticiones y las demandas? ¿Incorporamos aún un elevado componente de burocratización? ¿Trabajamos para el ciudadano, con el ciudadano o somos una herramienta transversal a la gestión de la innovación desde lo público? Son cosas distintas. Este es un viejo debate pasillero del sector… ¿son nuestros retos sus sueños?

En nuestro lab estamos obsesionados por lo que consideramos una cuestión primordial: ¿Posibilitamos que esa sociedad civil haga funcionar nuestros laborartorios hasta el punto de que el experimento seamos nosotras (labs) además de los propios proyectos impulsados? ¿Tenemos la capacidad real de cambiar rápidamente, testear nuevas fórmulas de gestión y asimilar errores? ¿Repensar los labs pasaría necesariamente por hacer aún más real el papel de la ciudadanía en la innovación? ¿Hemos olvidado que innovación y error (con tolerancia, por favor) van indisolublemente unidos?

Venimos de una periferia en la que se está explicitando el derecho a innovar de la ciudadanía como una de las facultades recientemente identificadas. Este derecho, contextualizado en los diferentes ámbitos de la sociedad digital, se categoriza como “humano universal y una responsabilidad propia de la ciudadanía de nuestra era”. 

En nuestra contabilidad de lab, que es de doble entrada, tenemos anotado en el debe que este derecho recién llegado supone una democratización de algo que antes estaba únicamente circunscrito a la academia, las multinacionales o los estados. En el haber pedimos a todos los agentes y actores de este mundillo que aterricemos ese buen propósito de que cualquier persona con una buena idea con sustrato de impacto social, o societal, puede ponerla en marcha y, lo que diríamos con lenguaje estartupero, a escalarla.

¿Cómo podemos conseguir que la innovación esté al alcance de todo el mundo? ¿Cómo se puede aprender a enseñar a innovar? ¿Cómo se logra ese acceso universal? ¿Cuales son las competencias básicas de la capacidad de innovación en el ciudadano? ¿Esto es válido para personas y para comunidades?

Igual haremos lo de siempre, pensar nosotras por ellas, si eso. O tal vez no. Tal vez seamos la punta de lanza de un verdadero sistema universal de innovación, inclusivo y abierto a la ciudadanía. Ello nos debería llevar a dilucidar la lógica y el funcionamiento de los servicios, los espacios y las posibilidades de colaboración entre agentes del ecosistema de innovación ciudadana. Insisto. ¿Son nuestros retos sus desafíos?

Redes Comunitarias de uso común
Joaquín García, Wouter Tebbens
TTNcat-XOIC/FemProcomuns
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Los nuevos escenarios que han acelerado la situación de alarma ante el COViD, nos deben servir como ejemplo de cómo afrontar un nuevo horizonte hacia nuevos retos, la situación excepcional ha motivado al movimiento comunitario en la creación de elementos colaborativos, donde la importancia de la reacción ha sido crucial, (Ejemplos son Coronavirus Makers, Respiradores Open Source, mapas colaborativos).

Estos han sido grandes ejemplos entre otros de mayor o menor tamaño, de los cuales los fallos en su ejecución nos deben servir de acicates para la mejora, nuevos retos se avecinan en su ejecución con mas sombras que luces (control poblacional, acceso a internet libre y universal).

Creemos, porque es nuestro objetivo como cooperativa, el impulso de iniciativas tecnológicas controladas por los propios participantes de la infraestructura.

Se avecina por tanto la necesidad de la creación de una red abierta del Internet de la Cosas, que permita el control de la infraestructura por parte de los participantes, en la que la estructura de participación, contribución y reutilización sea un bien procomún, con neutralidad y sin influencia de política e interés económicos, únicamente con el bienestar personal y colectivo en el centro.

Valores como el control ambiental cercano, la concentración, la movilidad, la densidad de flujos de datos, van a ser mas determinantes para un nuevo paradigma de “bienestar”.

Hacer participe a la ciudadanía, en la creación, visualización y toma de decisiones en función de datos, debe ser un valor a alza, donde situaciones de distanciamiento social, como el vivido,  nos hagan mediante infraestructuras mancomunadas, creer y confiar en la independencia de estos.

Hoy día la red de The Things Network se está usando como herramienta de motorización ambiental (agua, contaminación), como localizador de bienes  y personas, medidas de suministros, agricultura, educación y otros.

El modelo abierto y participativo de The Things Network, debe ser tomado como modelo de red comunitaria, para su uso en emergencia o digamos en “normalidad controlada”, o cualquier uso no imaginado aún, es posible dentro de esta red neutral.

La innovación social digital al servicio de los retos sociales
Ricard Faura i Homedes
Responsable del programa Catlabs (Generalitat de Catalunya)
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Desde el programa Catlabs entendemos la innovación social digital como un instrumento para la detección y resolución de los retos sociales, mediante la participación de todos los actores, organizados en comunidades locales de cuádruple hélice (administraciones públicas, empresas, ecosistema educativo y ciudadanía).

Se trata de un proceso para la búsqueda de soluciones innovadoras con impacto social. 

Retos y condiciones para colaborar

El principal reto es conseguir la implicación responsable de todos los agentes. Ello requiere alinear hacia el bien común los esfuerzos de gobiernos y administraciones; grandes corporaciones, pero también pymes y emprendedores; universidades, escuelas, centros de formación y de investigación y bibliotecas; colectivos sociales, asociaciones y personas individuales. Para facilitar la tarea, conviene delimitar un ámbito territorial de actuación (barrio, municipio, comarca…), detectar los agentes existentes y promover su interacción a partir de pequeños retos que permitan crear comunidad.

Las administraciones y gobiernos han de ser abiertos y sensibles a las contribuciones de la sociedad. Han de facilitar la participación del ciudadano, no sólo como destinatario de las políticas públicas sino permitiéndole participar en el diseño de las mismas.

Asimismo, es imprescindible que la ciudadanía se implique de forma responsable en las decisiones que le afectan, sin excluir a nadie. Para ello es necesario activarla, empoderarla, formarla y dotarla tanto de herramientas digitales como de canales de participación “analógica” (presencial…).

Finalmente, y no por ello menos importante, es necesario generar relaciones de confianza y reciprocidad entre actores diferentes y habitualmente poco acostumbrados a colaborar entre sí.  Con ello conseguiremos un cambio sistémico, en la manera como la sociedad da respuesta a las necesidades colectivas.

Recursos

Un elemento indispensable en toda comunidad, para mantenerla viva, activa e implicada, sobre todo cuando se trata de miembros tan diferentes, es la dinamización social. En las entidades locales y entre las personas que gestionan puntos de información juvenil, telecentros (en Catalunya, Punt TIC) e incluso bibliotecas hay profesionales que realizan una labor encomiable como dinamizadores sociales y podrían contribuir a construir y gestionar comunidades locales de 4H.

Los recursos para llevar a cabo este proceso, al menos una buena parte de ellos, están en cada territorio. Son aquéllos que pueden aportar los agentes locales implicados en cada comunidad. Es cuestión de compartir sus agendas, de enfocarlas hacia un objetivo común, lo que supondrá contribuir con sus recursos materiales, personales, económicos… a dar respuesta a las necesidades sociales (que afectan a cada uno de nosotros).

En caso de necesitar fondos adicionales, algunos miembros de la comunidad, especialmente las administraciones públicas, tienen experiencia y facilidad a la hora de acceder a fondos regionales y europeos.

Cabe hablar también de la importancia de los labs de innovación ciudadana, no como simple recurso material sino como espacio físico y virtual, conceptual y físicamente flexible. Es a la vez una herramienta y un punto de encuentro de la comunidad, facilita la dinamización social y permite la participación ciudadana y el diseño y prototipaje de soluciones.  

#JuntasSomosMásFuertes

Un banco de ideas para capear el temporal
José Luis Palacios
Creando Conciencia – Zinklab
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Encontrar encuestas y documentos colaborativos en los que compartir experiencias me hizo pensar que el contexto necesita estas herramientas, así como espacios en los compartirlas de forma abierta, para sumar conocimiento.

No creo en una “Guía de Soluciones Definitivas” que explique cómo salir de la crisis, pero sí que se pueden organizar las iniciativas que nacen para dar opción a su replicabilidad, adaptación o mejora. ¿Acaso una iniciativa de comercio local arrancada en una ciudad no puede adaptarse a otra? Sé que muchas veces necesitamos tener esa iniciativa sin influencias externas, pensando en nuestras realidades y huyendo de pensamientos franquiciados, pero el contexto es perfecto para forzarnos a compartir y debemos facilitar esa replicación de ideas.

Podríamos construir ese espacio de diálogo, una plataforma en la que sea fácil contar propuestas de forma breve que inspiren a otros. En definitiva, un banco de ideas con ordenadas en múltiples criterios, que permitan a cualquiera encontrarse y ver en qué otras realidades se puede sentir reflejado.

En ese espacio podríamos volcar ideas que hemos probado y en la que:

  • Contemos si  tienen costes (económicos, laborales, materiales…). 
  • Entendamos fácilmente si implican cambios en nuestros organigramas o en nuestras formas de crear. 
  • Comprendamos si podemos o tenemos que involucrar a otros agentes para dar sentido a nuestras ideas. 
  • Averigüemos si se trata de acciones novedosas o si existen antecedentes que nos den pistas sobre qué nos podemos encontrar. 

Aunque podemos tener cabida todos a mí me gustaría hablar de las empresas -especialmente las empresas pequeñas, las microempresas y los autónomos-, ya que son los que realmente van a sufrir las consecuencias de esta crisis. Tienen estructuras más pequeñas que pueden soportar peor un  parón tan largo. 

Son ellos los que necesitan más apoyo para buscar las ayudas de la administración y los que encuentran más dificultades para financiarse. Además soportan el grueso de los empleos. Pero también, por tamaño y estructura, son los que más rápido se pueden adaptar a la adversidad. Por ello pienso en una plataforma para ellos.

Creo que ya muchos buscamos soluciones -Sin investigar demasiado ya he visto herramientas para docentes, startups, editores, profesionales audiovisuales, diseñadores, agencias turísticas…- . Otros no terminamos de encontrar lo que necesitamos para dar ese empujón que nos permita cambiar la tendencia. Podemos hacer que los primeros inspiremos a los segundos. En base a fichas sencillas con las que clasificar ideas de empresas de unos u otros sectores, su trabajo de cara al público o en remoto, según los tipos de campos, si son organizativos, materiales, productivos, cambios en la forma de usar nuestro tiempo… que compartan un lenguaje común  ¿Qué no podremos encontrar juntos? 

Este banco de ideas será además una guía para ayudarnos a no perdernos entre propuestas. Un trabajo que parte de las propias iniciativas privadas pero que puede impulsarse ayudándolas a clasificarlas y compartirlas con los demás, facilitando su transferencia. Así podremos encontrar juntos herramientas que sirvan para capear la tormenta lo antes posible.

El virus del determinismo tecnológico
Pablo Aragón
Decidim
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Las nuevas tecnologías están desempeñando un papel destacado como facilitadoras y mediadoras de la sociedad moderna. Las formas de relacionarnos, de informarnos, de producir y acceder a recursos y servicios están cada vez más condicionadas por plataformas y herramientas digitales en Internet. Éstas permiten que personas separadas en el tiempo y el espacio se auto-organicen y aborden retos de muy diversa índole.

Por ejemplo, en los tiempos del COVID-19 estamos siendo testigos de una avalancha de iniciativas apoyadas por tecnologías: servicios de monitorización de la propagación del virus, plataformas para articular la ayuda entre vecinos, sistemas replicables para la fabricación de material sanitario, chatbots con información actualizada sobre la pandemia, herramientas para posibilitar el teletrabajo y la educación en línea, etc.

A pesar del innegable valor e impacto de muchas de estas iniciativas, su componente tecnológica no constituye una solución en sí misma. El progreso científico y las innovaciones tecnológicas nos permiten disponer de nuevas herramientas, más eficaces y eficientes, pero una catástrofe de carácter sanitario, social, económico y político no se resuelve con la mera aplicación de una herramienta. Además, conviene recordar que la tecnología nunca es neutra, sus capacidades y límites están condicionados por los sesgos de las personas que las diseñan.

Por tanto, ante el surgimiento de iniciativas para hacer frente a los retos de COVID-19, urge reflexionar sobre qué tecnologías necesitamos para llevarlas a cabo, quiénes han de diseñarlas y cómo la ciudadanía interviene en todo este proceso. Las iniciativas que pretendan apoyarse en la tecnología para proponer soluciones en una sociedad cada vez más diversa han de surgir de la intersección de los saberes de diferentes disciplinas y experiencias. En definitiva, nos encontramos en un momento clave de la historia para repensar conjuntamente la relación entre tecnología y sociedad y para abrir la participación en el diseño y la gobernanza de las herramientas que impulsen iniciativas a desafíos comunes.

Mecanismos deliberativos
Arantxa Mendiharat
deliberativa.org
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En el contexto de Desafíos comunes (para el día después), algunas de las preguntas que se plantean (o que se tendrían que plantear) tienen que ver con:

  • ¿cómo conectar la innovación ciudadana con las decisiones de políticas públicas?
  • ¿cómo asegurarnos que la innovación ciudadana no sólo se genere desde grupos constituidos, organizados, con cierto sesgo político, sino que puedan participar también personas con perfiles muy diversos, no necesariamente integradas en colectivos, que puedan asegurar que las propuestas que se generen cuenten con un respalde de una amplia mayoría de la población?

En definitiva, ¿cómo generar una cambio en las políticas públicas desde una base ciudadana robusta y legítima? A parte de otras respuestas que se están dando en el contexto de esta convocatoria, una podría ser la activación, para cuestiones complejas y de largo plazo, de mecanismos de democracia deliberativa («mini-públicos» como lo menciona Amalio Rey en su texto, jurados ciudadano, asambleas ciudadanas…), para que grupos de personas diversas pudieran definir políticas públicas orientadas al interés general. Son grupos de personas que constituyen una muestra representativa de la población (una muestra «descriptiva» para ser más exacta), que tienen tiempo y acceso a expertos/as de todas las tendencias, y que deliberan para aportar respuestas a preguntas planteadas por gobiernos de cara a diseñar políticas públicas. En este mecanismo, colectivos procedentes de la «innovación ciudadana» se convierten en «expertos» y aportan su conocimiento al mini-público. Las instituciones políticas se benefician de una decisión legítima, que genera confianza por las condiciones en las cuales se ha tomado.

Nos gustaría aprovechar el contexto de esta convocatoria para pensar cómo se podrían generalizar este tipo de foros deliberativos, cuales podrían ser su relación con los laboratorios ciudadanos, y con el sistema político en general.

Iniciativa Ciudadana e Innovación Social.
María Elena Oliveros Palomo, mediadora cultural
Medialab-Prado.
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No es extraño ver cómo que en estos días muchas personas hemos reinventado nuestras relaciones sociales en tiempos de distanciamiento social. Ante las dificultades, la ciudadanía saca pecho y se empodera: la experimentación y la creatividad han campado a sus anchas entre hordas de personas hádidas de un contacto social y comunicación.

La cultura digital y tecnológica han facilitado y multiplicado las posibilidades de esta comunicación pero, a la vez, nos han generado nuevas narrativas, nuevas formas de entendernos a nosotros mismos en estos nuevos contextos y que redimensionan estas relaciones llenas de proximidades en las distancias. Esta realidad a la que nos enfrentamos nos ha permitido poner en valor sentimientos y emociones que teníamos un poco en un segundo plano: la solidaridad, los cuidados, el amor, la colaboración ciudadana… temas que en tiempos de confinamientos tienen un papel relevante ante la pérdida de espacios públicos, de derechos sociales, políticos, económicos y culturales.

La dimensión cultural adquiere un papel relevante en este escenario por que junto con los cuidados, sostiene a toda la población en confinamiento y la que no lo está en todas sus dimensiones: individual, colectiva, emocional, profesional, político… Entonces, ¿no deberíamos repensar las políticas culturales de proximidad desde nuestro distanciamento para buscar modelos sostenibles y resiliente no solo por el presente que vivimos si no por el futuro que está por venir? ¿qué elementos debemos incorporar en nuestras prácticas de participación ciudadana para facilitar este proceso?

Algunos ideas:

  • Interconexión entre agentes a todas las escalas a través de herramientas digitales que faciliten participación directa en clave de aprendizaje mutuo. Saberes y conocimientos que ya han surgido en la creatividad ciudadana deberían incorporarse a la ecuación de estas políticas culturales para facilitar lenguajes comunes.
  • Prototipados de comunidades de aprendizajes, no solo en el DIY si no en el ámbito emocional y la resiliencia que se ha hecho más fuerte, como mecanismo de defensa, en tiempos de confinamiento y, especialmente, en los cuidados que sostienen la vida de tantas personas en confinamieto.
  • Procesos de escucha activa entre ciudadanía y gestión pública. Las experiencias de diálogo y trabajo conjunto entre ambos ámbitos ya existen, tanto a nivel digital como presencial.
  • Utilizar estos procesos facilita la empatía y la creación de plataformas de innovación social horizontales donde se puede dar tanto los procesos de escucha activa como soluciones sobre nuevas formas de financiación ante las crisis por venir, que permitiría la sostenibilidad no solo de la iniciativa ciudadana si no la generación de nuevos modelos de financiación más equitativos.
Un banco de ideas para capear el temporal
José Luis Palacios
Creando Conciencia – Zinklab
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Encontrar encuestas y documentos colaborativos en los que compartir experiencias me hizo pensar que el contexto necesita estas herramientas, así como espacios en los compartirlas de forma abierta, para sumar conocimiento.

No creo en una “Guía de Soluciones Definitivas” que explique cómo salir de la crisis, pero sí que se pueden organizar las iniciativas que nacen para dar opción a su replicabilidad, adaptación o mejora. ¿Acaso una iniciativa de comercio local arrancada en una ciudad no puede adaptarse a otra? Sé que muchas veces necesitamos tener esa iniciativa sin influencias externas, pensando en nuestras realidades y huyendo de pensamientos franquiciados, pero el contexto es perfecto para forzarnos a compartir y debemos facilitar esa replicación de ideas.

Podríamos construir ese espacio de diálogo, una plataforma en la que sea fácil contar propuestas de forma breve que inspiren a otros. En definitiva, un banco de ideas con ordenadas en múltiples criterios, que permitan a cualquiera encontrarse y ver en qué otras realidades se puede sentir reflejado.

En ese espacio podríamos volcar ideas que hemos probado y en la que:

  • Contemos si tienen costes (económicos, laborales, materiales…).
  • Entendamos fácilmente si implican cambios en nuestros organigramas o en nuestras formas de crear.
  • Comprendamos si podemos o tenemos que involucrar a otros agentes para dar sentido a nuestras ideas.
  • Averigüemos si se trata de acciones novedosas o si existen antecedentes que nos den pistas sobre qué nos podemos encontrar.

Aunque podemos tener cabida todos a mí me gustaría hablar de las empresas – especialmente las empresas pequeñas, las microempresas y los autónomos-, ya que son los que realmente van a sufrir las consecuencias de esta crisis. Tienen estructuras más pequeñas que pueden soportar peor un parón tan largo.

Son ellos los que necesitan más apoyo para buscar las ayudas de la administración y los que encuentran más dificultades para financiarse. Además soportan el grueso de los empleos. Pero también, por tamaño y estructura, son los que más rápido se pueden adaptar a la adversidad. Por ello pienso en una plataforma para ellos.

Creo que ya muchos buscamos soluciones -Sin investigar demasiado ya he visto herramientas para docentes, startups, editores, profesionales audiovisuales, diseñadores, agencias turísticas…- . Otros no terminamos de encontrar lo que necesitamos para dar ese empujón que nos permita cambiar la tendencia. Podemos hacer que los primeros inspiremos a los segundos. En base a fichas sencillas con las que clasificar ideas de empresas de unos u otros sectores, su trabajo de cara al público o en remoto, según los tipos de campos, si son organizativos, materiales, productivos, cambios en la forma de usar nuestro tiempo… que compartan un lenguaje común ¿Qué no podremos encontrar juntos?

Este banco de ideas será además una guía para ayudarnos a no perdernos entre propuestas. Un trabajo que parte de las propias iniciativas privadas pero que puede impulsarse ayudándolas a clasificarlas y compartirlas con los demás, facilitando su transferencia. Así podremos encontrar juntos herramientas que sirvan para capear la tormenta lo antes posible.

De la innovación ciudadana a la innovación pública: un reto de las universidades
Esteban Romero Frías
Medialab UGR (Universidad de Granada)
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Las universidades son ecosistemas privilegiados de conocimiento que se articulan en torno a tres grandes colectivos: personal docente e investigador, personal de administración y servicios, y estudiantado. La epistemología científica hace que en centros tan ricos en saberes, el saber experto sea el que sobresale opacando al resto. Un saber experto disciplinar, eficiente en su especialización pero ineficiente en muchas ocasiones en su capacidad de desbordar los límites de las áreas de conocimiento. Tanto el estudiantado como el personal de servicios pueden jugar un papel fundamental en conectar de maneras más significativas el saber científico con el saber de la experiencia, el saber situado, localizado en comunidades a las que estamos llamados a servir.

Es pues preciso repensar la Universidad desde un vector común que es el de la ciudadanía. Hablamos de comunidades universitarias, que como en mi ciudad, Granada, articulan a más de 65.000 personas de forma directa, constituyendo un cuarto de la población total del núcleo urbano. Si algo es la comunidad universitaria es un conjunto de ciudadanas y ciudadanos con algunos rasgos comunes: capacidad de generar conocimiento especializado, tiempo y recursos para desarrollarlo, libertad, juventud, energía. Si a esta comunidad añadimos al resto de la ciudadanía como actor que se relaciona de forma continua con la Universidad, encontramos que esta tiene una oportunidad única para ser el sustrato, el impulso, la protagonista de un ecosistema de innovación ciudadana, que, de abajo hacia arriba, articule proyectos de transformación social, bien desde el empoderamiento personal y colectivo o bien a través de la conexión con las instituciones públicas que nos gobiernan. Es en esta relación donde la innovación ciudadana se transforma en innovación pública al servicio del diseño de mejores políticas públicas o de proyectos de transformación social. Es justamente en esta idea de «innovación pública desde las universidades» en la que estamos trabajando con ahínco, combinando innovación social, innovación ciudadana, conocimiento experto, saberes distribuidos y capacidad y líbido de aprendizaje.

Universidad, innovación ciudadana e innovación pública, son ejes clave en nuestro futuro.

Bloque Iberoamericano Contributivo
Gustavo Acosta + Astrid Marquez + Colaboradores
Zapopan Lab
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En Zapopan Lab hemos identificado por necesidades y retos posteriores a COVID: 

Retos 

1) La reconfiguración de algunos gobiernos que podrían no tener como prioridad entender la necesidad de los laboratorio públicos o híbridos. Igual que un ciclo anterior de Labs o iniciativas que fueron discontinuadas por gobiernos en Latinoamérica 2) La catalogación de las ideas de innovación ciudadana como solucionismo tecnológico o su reduccionismo a un análisis corto de una problemática social, negocio o una bandera política. 

Necesidades 

1) El apoyo como red y la comunicación constante para el fortalecimiento del tipo de instituciones o colectivos o redes que impulsan la innovación ciudadana. La generación de un canal de comunicación más o menos constante. 2) La necesidad de la recopilación de experimentos y prácticas para irlos escalando y pintando con cada contexto; y cooperación entre pares de una forma mas global. 3) ¿Podemos generar residencias ciudadanas entre nuestras organizaciones? 

Dificultades 

1) Originalmente hemos podido conectar y hacer sentido con otras y otros a nivel Iberoamérica por medio de la gestión de Innovación Ciudadana de la Segib. 2) A partir de ahí no hemos tenido problema en ir conectando. Un primer obstáculo ha sido entender la naturaleza de cada Lab, Colectiva u organización. 3) Sería cuando menos muy útil dar a conocer buenas prácticas, prototipos o experimentos durante el año o generar una práctica en común que pudiera conectarnos, actualizar nuestra situación y entendernos. 

Forma 

Si: una red horizontal y contributiva (no se si actualmente Segib posee una) que pueda por lo menos garantizar: comunicación, un ejercicio anual, colaboraciones y un lobby hacia organizaciones supranacionales/países que apoye la innovación ciudadana. 

¿Quienes son las partes? 

Lo vería como un mix de las colectivas, organizaciones, laboratorios que nos encontramos actualmente. Instituciones supranacionales e instituciones públicas. Nos une la producción de  la innovación ciudadana y creo que esto debiese ser el foco. En el camino encontraremos significantes importantes que harán nuestra unión fuerte y puedan consagrarse como valores en común. 

Vínculos y periferia 

En Zapopan Lab cooperamos con otras instituciones a nivel Latinoamérica, Mexico y Norteamérica en relación a innovación ciudadana. Con gusto podremos ampliar la red que aquí surja (de forma particular también poseemos conexión con cooperación España-Mexico). La agenda 2030 se vuelve fundamental para dar pie a retos que puedan generar programáticas comunes en nuestras organizaciones. 

Lo Invisible
Alberto Flores
Colectivo Makea Tu Vida
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Nos está tocando vivir un momento que quizás es un punto de inflexión y de no-retorno en la evolución como humanidad en el planeta Tierra. Una pandemia mundial generada por un virus que viene acompañada por otra crisis económica global, que junto con una situación de emergencia climática sin precedentes generada en gran parte por la explotación masiva de los recursos naturales, la deslocalización y producción irracional de bienes de consumo, la desigual distribución del poder y la riqueza, ha hecho que nuestro cotidiano salte por los aires. Nos hemos confinado en nuestros hogares y de pronto, algunas y algunos, palpamos aún más si cabe la precariedad y fragilidad de nuestras vidas.

Lo invisible nos provoca miedo o actos de fe.

De momento lo invisible ha desestabilizado nuestras certezas y maneras de comprender nuestra realidad. Pero por otra parte, también nos ha dejado de manifiesto que las y los invisibles de nuestra sociedad (aquellas personas que desarrollan tareas poco visibilizadas, tan minusvaloradas y tan necesarias como los cuidados, las y los trabajadores de la salud pública, todas las personas que intervienen en la cadena de la producción alimentaria, los de la limpieza, makers, hackers, las desarrolladoras del software libre…) han sido esenciales para el mantenimiento de la vida. Las y los invisibles se reposicionan, recuperan el sentido que algún día tuvieron, se abren paso hacia un nuevo status, que tendremos que aceptar y cuidar, para cuidarnos.

Podremos desear volver a la normalidad, a la comodidad de lo conocido, pero las paredes nos hablan y nos recuerdan que quizás más vale “No volver a la normalidad porque la normalidad era el verdadero problema”.

En todo el mundo son muchas las comunidades, profesionales, talleres, colectivos y redes que, en sus distintos contextos, con sus capacidades y funcionamientos particulares, con el aprovechamiento al máximo de los recursos y medios disponibles a su alcance, están dando pasos hacia la construcción de un mundo más justo, activando procesos de transformación de su entorno. Iniciativas diversas en su complejidad y escala, quizás pequeñas o invisibles frente a los problemas que pretenden resolver, pero cuyo valor real va más allá de su representación y acción. Son en realidad los verdaderos mantenedores del ecosistema social que nos protege y cohesiona como sociedad civil organizada y solidaria.

Es un magma social, que sabe organizarse en la peor de las situaciones, cuya capacidad de reacción inmediata, huye de las jerarquías, y que con sus prácticas del apoyo mutuo, los cuidados colectivos, la equidad frente la redistribución de recursos, el uso de tecnologías digitales distribuidas, la inteligencia colectiva, el compartir y distribuir conocimientos técnicos de acceso libre, no ha necesitado de mediadores ni gestores. Porque quizás nunca los necesitaron para ponerse en marcha y capitalizar anónimamente y colectivamente sus logros.

Es la resiliencia, la ecología social de las relaciones y la energía vital de las personas, que ni se crea ni se destruye, se transforma, evoluciona y desborda.

En esta incertidumbre de no saber a ciencia cierta lo que nos va a deparar el futuro cercano hasta que no logremos un antídoto al virus, se nos plantea más que nunca la necesidad de esbozar escenarios al corto plazo que podamos imaginar y nos ayuden a construir en estas circunstancias el Omnia sunt communia.

Ahora más que nunca necesitamos espacios, políticas, programas, instituciones y estructuras con una cierta filosofía p2p, accesibles, permeables, adaptables, transparentes, no fagocitadoras, sino facilitadoras. Cuyo fundamento de existencia sea potenciar, activar y redistribuir recursos a quién realmente dicen representar, que comprendan la dimensión real y las implicaciones de lo distribuido.

Una cuestión a resolver, si queremos avanzar, es cómo reparar el desengaño causado a muchas de las personas, comunidades o colectivos que hemos participado de procesos colaborativos institucionalizados que, apelando a la innovación e implicación ciudadana, han consumido excesivas energías colectivas y recursos públicos para no resolver ninguna de las demandas de los diferentes territorios sociales a los que deseaban apelar.

La solución a la situación actual es colectiva, entre iguales, y no sólo es digital. La representación ahora no es necesaria, aprendamos de los errores pasados. Respetemos los recursos comunes, a las personas y redes ciudadanas invisibles que sostienen la vida y el tiempo.

Todas somos imprescindibles, no tengamos miedo a mezclar lo experto con lo difuso, ya que necesitamos generar marcos de reflexión y acción transversales con reglas de juego claras y transparentes para todas.
Es necesario que nos cuidemos y construyamos juntas una primavera menos distópica que la actual para poder seguir viviendo.